En un inicio Parnaso Perpetuo, estuvo integrado por muchos poetas, ahora tiempo después. Nos llega la noticia de este libro, "Parnaso Perpetuo, Muestra Poética". El amigo y blogger; Julio Benavides, me sorprende con este libro en plena Feria del Libro Ricardo Palma, quien junto a José María Zarate, Lewis Calderón y Henry Miranda, completan este grupo poético. Quienes ya han hecho muestra de su poesía en variados centros de lectura poética y universidades. Ahora nos ofrecen una propuesta variada. Aunque son un grupo, cada quien es fiel a su estilo y son voces distintas que se unen y nos dejan una buena muestra de poesía. Por tanto os dejo con un poema de cada uno de ellos.
JOSE MARÍA ZARATE
Mujer
La admiración capturada tras el paso de la mujer,
el soneto esculpía la huella dejada por la pisada
de la muchacha que residía en el séptimo piso de
la autopista del ardor. Los sombreros titubeantes
flotaban en los reflejos pardos de la piscina
que sobría maracuyá. Oh , era notable la
profundidad limpia de sus ojos consecuentes.
El corazón regocijado figuraba adherido al hombro
de la ventana. Tu risa apaciguadora bebía
en mis arterias idílicas y concretas. La vida transcurría
más efervescente que nunca, tu piel era más olorosa y
lunar que los cabellos de la lluvia reconquistada. Oh, la tentación
inquieta, la esencia de la dulzura que intensificaba
a los amaneceres. Tus labios recogían mis impulsos
desbordados, impulsos que no se cansaban de abrazar
tus olas. De tus caderas nacen las miradas de las
rosas, el universo todo, en reconocimiento (a ti), se
posó en tus mejillas, a fin de transformarse en el
origen de los mares. El único elogio de la belleza es
tu rostro, descifrar el olor de tu pecho, el silencio
quedó al margen, tus pies sólo calzaban voces de
estrellas. Eres el primer vestido de novia, tejido por
el amor, en el presente, en e ayer, en la mañana,
en el parque rodeado por lunas llamado luna.
Eres contento y presencia de la primera madre de
la noche iluminada. El eterno despertar complaciente
entre tus ojos, los soplidos de las orquídeas
navegaban en tu cuello, mientras un colibrí real
aleteaba alrededor de tu voz azucarada. Oh, siento la mañana cálida
de tu espalda, oh, siento las líneas doradas de tus cabellos,
Oh, siento a la eternidad relucir en las flores azules de tus
ojos engreídos. La tinta, la escritura, se plasma más rápido, si se
trata de describir a tus labios océanicos. En la luz de
tus cejas manantial, hasta la muerte se convierte en vida y en danza.
En tus senos, en tus pezones, en tu leche, la primavera se viste
de mundo y canto de mariposa. Las luciernagas confeccionaron
sus nidos en la arena floral de tus uñas, y tus uñas eran miradas
infinitas de imágenes rosadas. Un navío del color de tus dientes
navegaba por las sensaciones sinuosas de tu lengua
obsequiosa de lunas. Tus piernas se abren igual a como se abre el
cuerpo de la flor ante el pico del colibrí. Tus nalgas plateadas se posan
en el cuerpo de mis deseos. Tu sexo avanza hacia las bocas fijas de mis
deseos. Eres única, pues la oda deja de ser oda, y el poema pierde
su corazón, si tus labios, aunque sea por un brevísimo instante,
olvidan el eco del amor, que se apellida: torrente encendido e inagotable.
Eres el principio y el fin de la cita amorosa, eres la
continuación de la cita amorosa, en ti se sembró el jardín
de las lunas, en ti se sembró el último universo-flor-infinito-aurora-rocío.
HENRY MIRANDA
Solitario
en memoria de Blanca Varela
1
Cierro las manos
Y no hay a quien encontrar
Mamá me dice que alguien vendrá
¿Es cuando mi lucecita brilla
un momento para callar?
Parece difícil encontrar personas
Pero es como verlos pasar
No hay nadie acá
Acompañado de mi lucecita escritora
Minúscula que siempre dice algún verso
Esperanzador en esta letanía muy oscura
Hacia la soledad de los días
Camino y camino por avenidas
Donde las personas pasan y pasan
Y yo los veo pasar
¿Y si mañána me abrigo de ansiedad?
¿Qué será de mi mamá?
Mamá murió hace mucho
Me lastima despertar en soledad.
LEWIS CALDERÓN
Libreros
Me han dado de comer
Me han arrullado
Me han dado su amistad grata
Me han dado su paciencia
Y yo les doy un corazón
Aún latiente.
JULIO BENAVIDES
Las razones del poeta
Algunos creen que estoy muerto
porque soy un poeta
y mi nombre es poesía.
Quiebran mis huesos
los hombros infelices
y tanto, tanto me duele
que lloro
mi vida es un lloro.
Grito por mi piel
quebrada y reventada
carne atravezada
con mi sangre hirviendo.
A veces cuando mi bolsillo
está muy vacío
mi estómago es un lamento
que me ahogo
con este dolor
que me hace pequeño.
Escucha mi aliento
y reproduce mi eco
para ser un segundo intenso
y más una vida apagada.
Y no hay muerte
si hay poesía
porque la vida
es un poema
y al describir lo que veo
vida tú eres vida
en el cielo, en la tierra
en mi pecho es mi canto
soy poeta.