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miércoles, 15 de julio de 2020

"LA CALLE HABLA" DE LILY SÁNCHEZ






Con mucho agrado seguimos compartiendo poesía peruana. Desde Arequipa llegan sus poemas para que nuestros lectores sigan deleitándose con lo que actualmente se escribe en la zona sur del país. Dejamos sus versos como evidencia de la voz de Lily Sánchez, joven y con un camino por recorrer aún. Sigamos su rastro poético. Desde su primer libro "La calle habla" ofrecemos 5 poemas a nuestro lectores.




CALLES CULTURALES

Llora un niño que no quiere viajar
 recuerdo sentada a su costado que:
“…la estructura de la fábula es pertinente al objeto deseado”
mientras tú cargas la mochila
y te matriculas por los dos
aunque estemos enfrentados
sacudes los trajes
para poner de pie al alma
desatando hecatombes entre mis piernas
en la noche
que contempla mi estrella
esta estrella que pesa tanto
en un mundo patas arriba,
al igual pesan,
mis eternas ganas de querer dejar
la universidad
y rendirme
entre tus mares,
cuando rompes lo idealizado.
No huyo,
el desamor      c
                        a
                        e
en las calles culturales
de mi memoria.
Se hilvana, nuevamente,
una fábula,
es la “idea de familia”
desilusionada, te despacho a tu casa
mientras escribo mentiras
en mi libro de ficción
y anhelo un viaje a tu mar en Mollendo
solo para ver como tus olas rompen en mi orilla.


CALLE DE LÁGRIMAS

Mis deseos, construcciones ingenuas
ni siquiera mil rosarios podrán consolar
no se pueden cubrir
penosas circunstancias
ni un  milagro podría cambiar los designios del tiempo,
tiempo / pausa,
estancada Calle de lágrimas
tragedia
rondan deseos,
mientras se deconstruye
una idea de hogar,
las niñas también nacieron llorando
a la segunda nunca la llamamos Rosario,
a los siete meses llorábamos por no haber escogido nombre,
el frío solitario
en La Calle nocturna de lágrimas;
no me permitía abrigar a mi hija, ni a mis hijas;
les daba calor una máquina – madre
salgo
lo demás queda en la Calle,
recé mil rosarios pidiendo que vuelvas,
La realidad es distinta a lo que muchas veces añoramos.

DES – ORDEN

No me encuentro en las palabras
saboteadas por mi inmadurez,
me hallo retirada del mundo que creía parte de mí
ubicada en medio de quehaceres y risas
lumbalgia y colerina.
Ardiendo de amor en soledad,
pensando en cuál será el poema para mi muerte,
mientras tanto vivo
visitando lo bueno del pasado
y me ubico en un mundo que no me perteneció
pero que indudablemente
siempre fue mío.


SUBURBIOS

Porque yo también tengo calle,
y pienso en la muerte
cuando aúllan los perros
haciéndome sentir
este dolor profundo en el pecho:
 la reja
de mi generosidad;
y explota
en su zona de confort,
donde hay más desorden
que en los suburbios
                        turbios y siniestros;
y la desconfianza
no me permite compartir
media Luna de palabras.

Y mi pecho es una jaula de resonancia
donde abundan estudiantes
caminantes como robots;
reos por la derrota,
            y el DOTA;
por la avaricia; y el poder  salpica,
mancha
chorrea colores tenebrosos;
dobla la esquina,
crea túneles,
y escapa con su súper capa,
a los Malls;
para regodearse
en los anaqueles de la pobreza
roñosa por la calle sin fronteras;
mirándome fijamente a los ojos,
persiguiéndome como loca,
              plañida por el salivazo verde;
            y grita
hasta convertir palabras por piedras espaciales;
volviéndose obstáculo,
mientras caminas al lado mío
por la vereda del Sol, y el calle, calle
callejón
calleja vieja,
y
cansada
de perdonar a sus hijas
recitando
los versos más tristes
en los parques
para fumadores de nubes sólidas
donde  corren rumores como hojas secas:
con una escritura que dice: “La calle esta dura.”

Cinco de la mañana;
abren los mercados sus boquetes infernales;
camino por la
Calle Nueva: plagada de sucesos;
detrás de las ambulancias
se recoge como un muerto,
la resaca de lo vivido;
un par de lentes oscuros, por favor;
los comerciantes explotan en mi cara,
salen del túnel,
donde  espera la muerte
                                   musculosa;  y fuerte
abrazo las agallas del poder
para reclamarme,
porque también te tengo,
CALLE,
aunque estés guardada
en los sobres de carta
donde escribo con la lengua,
la liberación de los analfabetos estudiantes
aspiran y respiran
pero no miran.

Padre, escogí la poesía
porque  es otro camino.


RUINAS

El vómito espacial que limpié
para obtener este lienzo en blanco
donde dejo mis registros,
es el suelo de los suburbios
que sostienen las ruinas
de casonas
consumidas por dentro
casonas
de sillar carcomido por el tiempo,
viejas casas
en una calle nueva,
que guarda su registro
en la fertilidad,
atribuida
a madres paridoras
que dan a sus hijos
a las calles,
donde vomitan los polizontes
luego de salir de la máquina
y
siguen vomitando
 las fértiles,
al sostener a los hijos de los suburbios
en su estirada piel;                                                               
as consumirán por dentro                            
y por fuera,                                                  
mientras ellas suben                          
y bajan las                                        
g                               
          r
             a
       d
                         a
                                   s
arrastrándose
dentro de  ruinas
de casas demolidas s s s
espacios
 que guardan historias nocturnas
en sus fachadas,
donde las kinesiólogas pelean con sus jefes
y  borrachos niegan sus delitos.
Ellas se arrastraban
y avanzaban en el vómito
de las calles de los suburbios,
donde al igual que Hemingway:
eran muy pobres,
pero muy felices.




LILY SÁNCHEZ

Arequipa – 1992. Ecofeminista, estudiante de Literatura en la UNSA. Ha publicado las plaquetas de poesía: Des- Orden (2014); Rolo – D (2018); Suburbios (2018) bajo su sello editorial Zentauro. Ha gestionado los festivales culturales: “La colectiva” – Homenaje a Alberto Hidalgo (2014) donde recitó por última vez el poeta Luzgardo Medina Egoavil; “En octubre sí hay milagros” (2018) – Homenaje a Oswaldo Reynoso y Luzgardo Medina; y co – organizado el “I Encuentro de escritoras” del Colectivo Feminista Cultural Atenea, al cual pertenece. En su haber hay dos poemarios: “La calle habla” y “Música para Hermes” (Zentauro, 2019). En diciembre del 2019 recibió un reconocimiento de lo mejor del arte y la cultura a cargo de Empresa IRIAP.