Durante los años que he estado frecuentando Los Viernes Literarios, presidido por el inagotable e incansable Juan Benavente, he visto muchos poetas y escritores pasar por sus mesas de lectura. Algunos de ellos han aparecido reseñados en este blog, otros espero poder promocionarlos pronto.
Ulises Valencia un poeta ya con varios títulos en su haber es uno de aquellos incansables poetas que recurren siempre a las plaquettes sencillas para luego formar un libro que aparece publicado en poco tiempo.
Yo diría que el poemario tiene dos miradas. Que podría interpretarse de dos formas, que podríamos decir que nos habla de dos formas de amar o de expresarse, dos formas distintas de hacer poesía y de vivir.
EL título podría hacer alusión a dos cosas: El silencio que se sucede después de una lucha, una protesta un grito combativo, debido a los poemas de corte social, que en su mayoría pueblan el libro. Como también podría hacer alusión a: ese instante en el que la musa mira al poeta y entonces todo desaparece y no hay nadie ni sonidos que interrumpan ese instante y por eso "Luego, cuando reinó el silencio", se vuelve el momento preciso para escribir estos poemas. Provecho.
CERCA DE MI HAY UNA MUCHACHA
Cerca de mi hay una muchacha
Hermosa como el firmamento
La veo todos los días, la saludo
Y ella todos los días me regala
Su alegre sonrisa de azucena.
Y soy feliz, como quien ve la luz primera
Y cuando sus ojos sonríen y me brindan
Ese mirar de ángeles, dulce y divino
Lo digo del alma, no hay dicha mayor.
Amo a esta muchacha (ella lo sabe)
Como un adolescente, con una fe
Cual no pensé volver a amar.
Tal de mi corazón, estas verdades
Tal de mis anhelos, el más rotundo
¿Dónde se bifurcará el camino? No lo sé.
Sólo sé que un día, de su reino de luz
El amor llegó e hizo su morada
En nuestra estación, mujer amada.
MEJOR QUE NADIE, SABES
Mejor que nadie, sabes
La realidad en que me muevo
De mi ofrenda que va al vacío
Las muchas veces que junté las manos
Para implorar a la vida, un poco de amor.
Abrazado al silencio y al olvido
Discurre el tiempo, en rítmico andar,
De lugares extraños de niebla y penumbra
Vuelvo a llegar, otra vez, sin esperanzas.
Lo sé, eran otros tiempos, otro el momento
La pulsación más viva, el calor del alma
tu voz primaveral llenaba el mundo
Muchcha flor, misteriosa y bella
Todo como una bendición había
como no amar a la mañana, al sol
Al mediodía, como no hacerlo
Si eran contigo que venían.
Sin embargo, escribo con esa tristeza
De saber que todo se perdió en la nada
Y acaso en silencio, el tenue perfume
De tu tersa piel, me traiga el recuerdo
De tardes lejanas de paz y quietud
Por eso en mi corazón y en mi alma
Sólo el vacío
Desde el páramo agreste
De este lugar inhóspito:
Te amo.