Eduardo Cabezudo, es una de esas nuevas voces que está abriéndose paso en la literatura peruana actual, fue parte importante del colectivo "Parasomnia", grupo dedicado a la difusión literaria, con quienes participó en diversos recitales dentro del circuito literario y en colegios también. Aparecieron en ese sentido sus textos en diversos medios incluido un libro, "al otro lado del verso", donde nos deja un rastro de su poesía, que debiéramos seguir. Esperando todos quienes lo leemos que pronto aparezca su libro que está en proceso de finalización. Disfrutemos de este avance de sus textos con la esperanza de seguir leyéndolo y sobretodo escuchándolo
UN PUNTO
Un
punto
Una
esfera acuosa
La
matriz del orden
Donde
nacen las plumas
Los
picos
Las
garras afiladas que se posan en los postes
Los
ojos de tres párpados que vigilan la carne
Un
punto
Que
contiene al que lo precede
La
pupila negra devoradora de humores
El
fluido que marca su pasajera estancia
Huella
oscura irreemplazable
Sombra
que hace las veces de cuerpo
Luz
que hace posible la sombra
Un
punto
Aun
mayor que aquellos dos
Una
lengua que quiere desterrarse
Que
huye a tientas del cuerpo sediento
Con
el miedo en la inserción de los nervios
La
ira que se escurre resignada a derramarse
Como
un rastro
Como
la única memoria con que cuenta el sufrimiento
Con
la resignación siendo el único camino
Y el
pensamiento corriendo a la aventura
Un
punto
Que
lo contiene todo
Inmenso
como universo
Sin
cadáveres ni asesinos
Sin
hambrientos ni explotadores
Sin
lobotomías ni psiquiatras del siglo XX
Sin
llantos frente al espejo ni violadores
Sin
desapariciones ni dictaduras
Sin
gritos ni damas de hierro
Sin
esclavos ni conquistadores
Sin
poderes sometidos ni poderes establecidos
Sin
entrañas que se desangran ni destripadores
Sin
ciudades en ruinas ni naciones hegemónicas
Sin
diezmos ni bienes raíces en el paraíso
Un
punto solamente
Sin
pecados ni confesores
Pero
repleto
De
la más densa indiferencia divina.
A usted que ya está
muerto
Me dirijo para que se
honre
Y nos honre con su
silencio
Han andado tanto sus
palabras
Que se han ganado a
pulso
La paz que se apiña en
la madera
Sin embargo
Nos esforzamos todavía
Cada uno por
su cuenta
Cada quién en
su momento
En hacerlas andar a las
patadas
Para
graduarnos de huaqueros postmodernos
Beber
chilcanos directamente de su cráneo
Dar por
consumada
La eucaristía
del incomprendido
Quiero decirle lo mucho
que sufro
Por usted y por sus
niños
Cada vez que remueven su
sepulcro
Para llevarlo en
procesión
En el camino de ese
tumulto informe
No sé si
temer por ser devorado vivo
O llorar por
el color de sus dientes
No sé si
tomarles una foto postal
O invitarlos
a sacrificarse por la ciencia
No sé si
censarlos, dispersarlos, abrazarlos
No sé…
Creo que ellos
tampoco saben
Tal vez usted
tampoco
La capacidad de decisión
es un derecho
Del que pocos muertos
pueden presumir
Aunque a veces
La suerte espera a la
muerte para empezar a sonreírnos
Le harán creer que éste
es su caso
Nada más lejos de la
realidad
Su caso es el
del abuelo al que no dejan morir
Para que siga
cuidando a los nietos
Su caso es la
interpretación de los otros
Que lo libre la tierra
de la tentación
De poner los pies sobre
su cabeza
Que lo libre de inhalar
el aire que otros exhalaron
Líbrese de este razonar
De esta
necesidad de traerlo de vuelta
Líbrese de los polos
estampados
De los
recitales en honor a usted
Líbrese de las
antologías
De los
premios que bautizan con su nombre
Líbrese de las nuevas ediciones
de su poesía completa
De los libros
que compilan a la nueva generación de poetas
A quienes
nadie llama pero que siempre aparecen
Líbrese de sus herederos
De las ferias del libro
Y de sus homónimas salas de lectura
Líbrese del plan lector
de las escuelas
Y de los alumnos obligados a leerlo
¡Líbrese por favor!
Adentrémonos en el hoyo
El esfuerzo valdrá la
pena
¿No se da
cuenta
Que hoy les
vale mucho más
Estando
muerto?
COTO DE CAZA
Salgo
Salgo a la caza
Salgo a sublimarme en el tabaco y demás hierbas
A cocerme en el calor de mis propias armas
En los ojos que parpadean calaveras
De color grosella y húmeros negros
A perpetuarme en la elástica noche
Rueda una cabeza
En la Plaza San Martín
Ruego
Que no me rebanen la agonía
No me quiten el veremos
Ni el tacto de la piel de ese pubis desnudo
No sequen los licores de su cuello
Que me guío tan solo por mi olfato
Y llevo bajo la lengua el sabor del extravío
Rueda un corazón y una cabeza
En la Plaza San Martín
Arrebatándome las estrellas de entre las piernas
¿Dónde nace esta alfombra de piel
Y de tinta y de polvo?
¿Dónde es que escondemos tantos dulces funerales?
¡Tantas capillas tan ardientes!
Rueda un sexo y un corazón y una cabeza
En la plaza de los mutilados
Tibios en el camino de la piedra
Para estrellarse en la áspera puerta
De una mañana gris azulada verdosa
En el umbral
Cubriré las heridas de la presa moribunda
Con la lengua que se agita en otras bocas
La presa llevará
Las muñecas dislocadas por el peso de sus dedos
Viviré suicidándola a plazos
Una sola noche
En la última de las horas
Rueda una cabeza
En la plaza de los santos sin apellido
En el coto de caza
Y los perros
Postergados en el lamer de sus orificios
Volverán para perseguir su carne.
EDUARDO CABEZUDO: Lima 1981, nació y creció en el distrito de Barranco, a pesar de su inclinación hacia las letras estudió la carrera de Farmacia y Bioquímica en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, sus textos figuran en páginas web literarias, así como en fanzines y revistas. En mayo del 2012 fue invitado a formar parte del Grupo Parasomnia, agrupación de difusión poética, con quienes publica Al otro lado del verso (Elefante editores) en marzo del 2013, se separa de la agrupación en agosto del mismo año, actualmente está terminando de escribir lo que será su primer poemario publicado, titulado POSTUMA(mente).