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martes, 10 de enero de 2017

"EL AMOR DE MI MUERTE" DE ALONZO CHAUCA


Llega información al correo, de la aparición de este nuevo título en poesía. Les dejamos con las palabras que Eduardo Reymell, tiene para este nuevo libro, además con un poema extraído del mismo. Tenemos en conocimiento que este viene a ser el segundo libro del autor.

COMENTARIO AL LIBRO

Hay tres formas de escribir un libro como El amor de mi muerte: loco, ebrio o enamorado.  La voz quebrada que desfila por estas páginas son los aullidos de un licántropo despojado del lenguaje, de los susurros y los buenos tratamientos de la palabra para ser solo un eterno grito desesperado con la clara intencionalidad de llamar desde las mismas brasas del infierno al recuerdo, eso que aqueja al poeta desde las primeras líneas y que anuncia su inminente fracaso. Aun así, a medida que cada poema intenta acercarse a ese ser inefable, de inmediato somos nosotros los lectores los primeros en caer en el lodo del fracaso, notamos además una clara intención de alejarse de las formas y la tradición. Y es que a lo largo del libro el lenguaje parece no colmar ningún deseo, la voz del yo lírico parece venir de un encierro que no está dispuesta a pasar por algún otro, los versos flotan y buscan que sea la rudeza la que predomine ante la contemplación de la palabra. Al fin y al cabo no se puede hablar del amor y la pérdida como se habla de una flor.


Eduardo Reyme Wendell    



MI LABERINTO

En mi laberinto
no logró encontrar la salida
ni a nadie que me guie
hacia ella.

Ahogándome en este vaso de vino
que he llenado y vaciado
en veces repetidas.
No aprendí a surfear sobre mis miedos.

Me subiste al cielo
con tus delicadas enredaderas
y me dejaste caer
como un peso muerto.
Sin embargo preguntas ¿Te lastimaste?
con un aire de ironía.

Me gustaría borrarte de mi neurosis,
olvidarme hasta de tu aroma,
partir el circulo vicioso
de mi bipolaridad
entre quererte-odiarte
—aun sabiendo que contigo, son lo mismo—.

La vida se pone caprichosa,
y reconozco que yo mismo
cuando logro borrarte,
te extraño tanto,
que empiezo a inventarte.
Justo como hago hoy


con este poema,
con cada libro,
con cada canción,
con cada suspiro.