Los poemas de Domingo de Ramos se caracterizan por ser extensos, es sí que al escucharlos en vivo, de voz del poeta uno queda prendado al instante pleno de la lectura. Conocí a Domingo un día en la Feria del Libro de Lima, ambos coincidimos justo al momento de ir al Servicio Higiénico, y por estar charlando casi nos metemos al de las mujeres. Luego de ello se sucedieron una serie de eventos en el cual pude disfrutar de sus poemas y adquirir sus libros. Les dejo aquí con unos poemas de este poeta tan bien leído en nuestro medio poético. Domingo de Ramos ha publicado los libros: Arquitectura del espanto(1988), Pastor de Perros(1993), Luna cerrada(1995), Ósmosis(1996), Las cenizas de Altamira(1999), Erótika de klase(2004), Dorada Apokalypsis (2009)
DEL PADRE
Irremediablemente Faustino quebró su arco
rebuznándose en la mar en su pequeño bote
orlado de anchovetas que le ceñían el pecho
mientras la espuma subía como alcatraz torpe
sobre las rocas y se fue partiendo percudiendo
como dos alas la ambarina luz del sol
gimiendo una imprecación inaudible
a modo de soplo como viene el hombre después de inundar
a la hembra a destrozarse con las aguas un día antes
en las resecas playas en que por primera vez
vi su negra elegancia
y ya no tengo memoria de él con su arco quebrado
sobre las hélices que suben y bajan en su pecho
Y que ahora duermen para siempre Fue mi padre un buen tiempo
en que no creía en ellos Oh consolá me decían antes
los yerros de los vientos al dibujar mi sombra
Qué falsía qué fachada qué cacharro Esa la mía la venérea alta
con que se cubre el rostro de aquel que más quiero
Y qué sentido tienen ya las cruces del camino
qué de los pies áureos resplandeciendo incivilizados
bajo la tierra?
Ya su nombre no resuena no gotea. Y yo ya aprendí a cortar redes
a ser juerte como esposa y deslomado de oficios
golfeando en esta barca las entrañas de la luna
como un animal montaraz escupiendo a la multitud
No sé más que inclinarme en el largo viaje que me espera
Irremediablemente Faustino fue mi padre Irremediablemente
Yo lo sentencio
IX
En esa silla fileteada contra la pared rugosa
aún arde el cuerpo que toqué
aún la madera verdea y retoñan sus quejidos
aún astillan mis muslos a cada golpe de tu cadera
aún te sostengo en mis brazos como una flor pop
boquita de Wesselmann en mi falo
precariamente
trepidante hilvanate
abajo junto al crecido río bamboleante
tus pies danzan en el aire
mi cuerpo es un injerto en tu cuerpo
un apunte un esbozo suave en tus labios
una purgada de semen bajo el vientre
una chola ansiedad en tu nalga
un pequeño colapso
bajo tus pies
un desbarrado en tu perfumado lodo
una infamia en tu influjo
un punitivo palo en tu corona
rex vacui
LA DEMENCIA TIENE TU COLOR
La demencia tiene tu color Bomba
tiene algo de tus labios Negros
tiene cierto olor Blanco
tiene un último sabor Orgía
reprimida nochería ronería
tiene mis días contados
Golondrina pálida anida en los huecos
ladrillos de otoño Otoñal como tú
Mi testa se enciende por tu ventana
que cierras al anochecer
cuando tu cuerpo se tiende
entre mis piernas rubias rubias
mis manos sobre tu undosa cabellera
que a partir de las 7 amo sin-mesura
que a partir de las 8 cabalgo con-ternura
que a partir de las 9 odio con-fisura
fisura en el hueso en el cielorraso blanco
de tus ojos hielo hielo como el miedo
tus manos (mar retirándose a su cementerio)
Espinosas fosas son tus puertas
Los ascensores son las máquinas a los infiernos
cuya marca del 3 es 3 porque 3 no es
mi número favorito es mi sincronía
es la desolación del ángel la imprecisa
soledad de las noches de las novias
asqueadas de blanco de preñez
que ríen con un corazón enano
Ya nadie se suicida con un paracaídas
Yo que en añosa selva de tu cuarto oí
un rugido de moscas y 3 son los caminos
y 3 de todos los meses me encuentro
por 3 caminos hacia tu casa
3 por tu sordera 3 por tu ceguera
Y nunca tuve un cielo como el tuyo entre mis manos
abiertas de rama en rama con oloroso aguaje
y exploré lo inexplorable lo inexplicable
Pero tú sentada en mi impecable soledad
y en el momento de un atardecer
que era un cuerpo desplomándose en la mar
no me veías nunca y acariciabas un árbol
una mesa tu piso de parquet
mas yo era yo
tirado como un cadáver sobre el quirófano
mirando no sé qué naufragio qué callas
recuerdos cuadros bellos como
el de una mujer haciendo el amor
a solas
PD: Domingo de Ramos y yo en el Gremio de escritores, el mes de abril, última foto tomada junto al poeta.