Recuerdo que en una de las visitas de la poeta Denisse Vega Farfán a la ciudad de Lima, para un recital en el que ella estaba invitada a leer sus textos. Se reunió un grupo de jóvenes escritores. Entre ellos estaban Christian Briceño, Carlos Morales Falcón y Benggi Rosales.
Lumbra, apenas había salido de imprenta, editado vía Paracaídas Editores. Fui invitado cordialmente por la autora, a quién en aquel momento conocí, debido a la amistad que ella y los antes mencionados mantienen. Lamentablemente debo decir que no pude ir a la presentación, sin embargo aunque haya pasado el tiempo y los días. Su libro llegó a mis manos.
He disfrutado la lectura de "Lumbra". Un poemario temático. Girán los poemas en torno a la mitología griega, así podemos encontrar a Apolo, Dafne, Dédalo y su hijo Ícaro, Ariadna y Orfeo. Pero sobretodo podemos encontrar los orígenes y salir de esa penumbra, y seguir la Lumbra que estos versos generan.
Una interesante voz que no debemos perder de vista. Quienes hemos leído o escuchado sus poemas, podemos dar fe de que nos encontramos ante una poeta que sin duda alguna, y paso a paso, nos seguirá envolviendo en sus mitos, en sus orígenes y en su poesía.
Leamos entonces algunos de sus textos.
CREACIÓN
Edificamos nestras hambres
Sobre la piedra fatigada del
Mito, siguiendo la promesa
De un fuego sagrado.
El lenguaje
Que traigo ha quemado ya las urnas
Y una sombra que flota sobre el río
Me observa, enamorada, sin recordarme.
DAFNE (o contra la poética del cuerpo)
No querías conocer el himeneo.
Te rebelaste contra un destino entretejido
Por aquel dios que hiere de tan cerca,
La flecha de plomo se sumergió en tu corazón
Para no ver, para no dormir, para que intuyas
La amenaza de todo aquel que viste de hombre
Amaste la naturaleza. Y tu gran belleza
Fue la comunión entre raíz, hoja, rama, aire.
¿Y tus plegarias fueron atendidas? Pero en la lucha
No cediste a las celestes señas
Del caprichoso dios.
De todas las mujeres
Dafne, fuiste el laurel abominable,
Pura como el agua que mi sed ignora.
ARIADNA
Serpea el sol bajo tu columna.
Así fue concebido por el oráculo
La línea dorada temblaba en
Jóvenes manos.
Mi alma está llena de mar
Como la inmensa lágrima
Que abrigaron tus cabellos.
Y digo:
Seducida, mujer pura,
Eso solo fue un disfraz
Que capturó tu pensamiento.
Mi cuerpo está lleno de vísceras y moscas
Como el laberinto que contempló las fases
Del Minotauro.
Hundidas ya las velas en la esfera,
Los remos rotos, el peso
Encadenándose a la espuma,
Veo el destello de una hoguera que no muere
Así vuelques tu copa
Y la de todos tus dioses.
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