Marcos M. Coronado es un joven poeta chiclayano, asentado en Tocache, donde ejerce la docencia, esa profesión que tan olvidada se encuentra por las autoridades. Y como tal, siempre está creando textos, aquí nos comparte su poesía, pero ha de saber el lector, que esta joven voz, además escribe literatura infantil. Habría que seguirle la pista en los años sucesivos.
Comparto con ustedes este poema, enviado vía medios electrónicos para ser compartidos con ustedes, lectores.
GALA, BÁLSAMO DEL DOLOR O EGERIA DE LA LOCURA
Gala es
como un chorro de luz tras un volcán iridiscente
que engulle desde su magma cuando me mira.
Ahora el cielo es azul con ribetes blancos
pintados con un dedo de azafrán.
En un día total mente nuevo, como un fénix tierno
listo para andar, vapuleado por su impotencia
de encadenarse nuevamente a la quietud.
Desde el ornato balsámico de madreselvas y alelíes
me detienes los pasos que van directos a la locura
y en su lugar me hablas de amor,
del loco corazón prisionero en una jaula de huesos.
Pero encuentro sabiduría en el espejo,
el gay saber que los
letrados desoyen. Y te pido tiempo
para entenderme con los míos, con las corbatas viajeras
y los desterrados zapatos. Y también el polvo que viene detrás.
Con el espacio ciego y el tiempo en el pecho,
voy por las calles gritando inconcluso,
entonces, los años me asaltan sultánicos
y he vuelto hoy, tan lejano, apenas,
sediento y con los piojos blancos.
Gala, se ha ido, se ha cansado de mí, del dolor
que significa parir un monstro y esperar, esperar qué,
esperar el tierno metamorfoseado del placer.
El tiempo es para ella medida en una flor, y, tiene prisa.
Gala y su mirada aviesa y su seno inquieto
ya no encontrarán soltura en el viejo puerto del amor
a la brisa de un día de arcoíris sobre el mar.
La belleza le es tan lejana ahora, Gala,
la acuarela tenue del dolor.
Mis malabares con la poesía no significan ya más
que un payaso y un semáforo de la urbe gris,
una mascada se alza titánica y nubla mi ser.
Entonces vuelve la ciudad con su bronce corvo
a plañir tan fuerte en mi interior y caen las falanges
como una pandemia de gusanos níveos en baldosas.
Miro. Sedienta la hoja roja, afila sus fauces en lo alto.
¿Qué quiere? ¿qué
busca? Acaso la piedra reclama
el cortejo nupcial a deshora. Soy quien se niega a volver
al altar sepulcral. Los cipreses y su espera convulsa
a distancia quedan enhiestos con otoñal atuendo, frígidos,
esperando en vano el nupcial cortejo.
Mi casillo de naipes se tambalea sobre una cuerda de nudos
como un quipu hereditario, un can roe a prisa las orillas
de sus cuatro suyos. Sé que la hora envuelve
de martirio al reloj. A qué viene tanto tormento.
Sabe mis plantas andantes del finito caminar.
¡Oh Muerte, en qué
vientre de líquido aquelarre
se jugó tu suerte,
tu sino, en qué senil estatua ocultas tu ira!
Gala, hace fiesta
en su sexo y tú, qué júbilos festejas.
Wagner, hace espectáculo
con los jirones de mi piel,
los enloda, los
purifica, los tira a la negra lluvia,
y hace un
terciopelo para cubrir a la sombra.
A ti soberana tumba,
qué te aflige.
Entonces veo
aparecer tu rostro líquido
suspendido en el
espacio corpuscular de la noche.
Te interrogo. Hay
entre mi pupila y tu cóncavo párpado
un dilema incognoscible,
un juego de azar sublime
que envuelto de
misterio acorta nuestras distancias.
Ha sido un efímero
sueño. Has sido un sutil
tropiezo del yugo
humano. Ahora, cada respiro,
cada traspiración
de los poros es un azahar florido.
Sensación que se
produce al leve vibrato de tu dolor.
Es media noche y el
pez nocturno a puesto con sigilo
su ojo en lo alto,
vigila tu faz liquida desprenderse
de mi glándula
durmiente, tras el fuego acuoso del esperanto.
Las ninfas han
muerto. Heroida, recorre la fosa.
Gala, prístina
recorre no solo los dominios del dolor,
sino, balsámica
entra en los intersticios de mi ser.
Mi pobre alma
desnuda no resiste tal intromisión
y se resquebraja
como un cirio apenas temperamental
que espera la
ascensión de los clavos religiosos.
Gala. ¡Oh, Gala! mi
florido jardín de alelíes y ninfas,
de azahares y esperantos;
morirá antes del invierno.
Que loca visión
arrebató tu esbelto talle.
-Nada, dices. ¿Pretendes
el signo natural de la muerte?
Callas. Por qué
callas desesperadamente.
Llega la aurora matutina
al dintel de mi cuarto
que cubre su
nocturna estancia sigiloso.
Llega con éxtasis
de una transición malsana y trashumante.
Invoco en
desesperación al fénix de la noche,
al cuervo negro de
Poe. Y no hay más
que tus ínfulas
llenando el aire.
Ni laurel ni cantos
satisface tu locura arrebatada.
Respiras adicción. Ni
el propio opio se compara
a tu frenética
locura de secundarme desde las falanges.
Tortura que impones
cual veneno contra toda ilusión de libertad.
Has vuelto al poeta
esquizoide en su juventud,
¿Qué será de sus
años de olmo, de bisturí?
¿Qué será de su
hambre, de su imaginación? ¿Su sed?
Sumisión + dolor. Sumisión+
hambre = dolor.
Seducción + cadáver.
Seducción+ otra vez cadáver = dolor.
Dónde está la
compasión de la muerte hipnótica,
ahora que la mañana
desde un sueño proverbial avanza
tras las migajas de
un cirio desnudo que se envuelve
en un llanto
flamígero dispuesto a quijotesco batallar.
Apagado y humante
en los brazos otra ves de la aurora,
sediento, cual
mármol rocoso y salino, con las falanges exangües
de náufrago en la
orilla opuesta, que vive sueño o delirio,
de cadáver y sombras
vuelto a renacer.
He de invocarte
desde el sepulcral destino: Gala…
Gala, bálsamo del
dolor o Egeria de la locura.
Marcos M.
Coronado: (Chota,
Perú 1987). Docente, poeta y narrador. Realizó estudios de educación en la
UNPRG de Lambayeque donde se licenció en la especialidad de Ciencias Histórico
Sociales y Filosofía; así miso ha realizado estudios de post grado en Ciencias
de la Educación con mención en Investigación y Docencia en la misma universidad.
Ha sido ganador en los Juegos Florales (género
narrativo), realizado por la Facultad de Educación de la UNPRG en el 2009. Publicó
el libro de cuentos: El último tañer de
las campanas en el 2010. Ha publicado en la revista digital Los Omniscientes. Trabajos suyos han
sido antologados en colecciones como: Camino a la felicidad, 2016 y La serenidad de los días, 2017. Umbras
delirantes (poemario inédito)
Gracias por difundir la actividad literaria y darnos tribuna para a quienes avanzamos entre la niebla...
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