Desde su libro debut, Fabiola ha sabido mantener el ritmo en publicaciones, y así nos entrega su tercer poemario. Además, cuenta con un libro de microficción y participaciones en antologías, lo que muestra que su trabajo de escritura es continuo. Todo ello aderezado con su capacitación en talleres y cursos literarios que hemos compartido en alguna ocasión. Diríamos que la poeta sabe labrar la tierra, sembrarla y, poco a poco, ir cosechando los frutos. Compartimos algunos poemas de su reciente libro "Renombrar el mundo", aparecido recientemente a través de El Laboratorio Taller.
Centro de Lima, una mañana de 1983, es más de lo mismo una mañana de hoy. Amanece y mi nombre empieza a tener sentido. El día es un perro de fauces pequeñas mordiéndome la piel; pongo la vida bajo la lengua, busco la saliva cerca a la nariz y salgo a olfatear el laberinto. El tiempo volverá a confundirnos, la memoria es uny hendidura de las culpas.
De esta forma devoro a la mañana, destajo pesadillas, enrosco las manos, acomodo los pasos mientras husmeo la neblina y en aquel cerro duerme una silla. Dicen que somos libres, sin serlo; nos ofrecen agua, pero no llueve nos ofrecen verdad, pero persiste la mentira. Más a la avenida los suicidas y las bestias acomodan los gritos. Solo somos vapor, hollín y sal alcanzando las nubes hasta llegar a ser ovejas o serpientes. Doy un mordisco al gris de esta ciudad, asimilo la lógica del camino, hoy alcancé un lugar junto a la ventanilla, aúlla la mañana y borro el barro de nuevas ruinas.
1977, el año del gato. El patio es un pueblo de cemento, desde el oeste las campanas golpean los balcones y las aves sacuden el polvo enredado que acumula las culpas como cabellos por los rincones. No iré a misa, ni hoy, ni mañana. Dios ha tomado una siesta en el patio, pero nos gustaría fumarnos algo de yerba y morderme las uñas hasta que sangren.
Es el Año del Gato y no hay tiempo para preguntas, hemos llegado a la luna, pero aún camino bajo el sol con una tachuela en el zapato, ingrávida y con sed. Llevo en el jean un crimen nevado, enfrento a la rabia con ojos aullantes armada con las palmas de lado a lado, un hombre debe hacer lo que un hombre debe hacer, dice John Wayne y dispara en blanco y negro. Un paso y dos más, la mirada velada bajo el sombrero, una moneda agujereada en el bolsillo son amuletos para acribillar la ira. Retroceder y ver morir a los amigos, recibir una transfusión de fuego cruzado, y despertar con alas. El coraje aún se mostrará cuando enfrentes la vejez, cuando cargues el revolver y regatees el tiempo frente al calendario.
A B C
Mi madre olvidó su nombre. Lo buscaba en el cenicero, raspando con los nudillos las horas sin filtro, contando las colillas sobre su mano. Olvidó el peine y cómo arrancarse los nudos con los dientes. Olvidó el fuego, e incinerar las dudas, y amuralló el silencio. Discutía con los santos volteados de cabeza y con los huevos de gallina ahogados en un vaso. Profería insultos en los caños, convencida de que el sinfín de sus salmos borraría las viejas culpas de esta casa.
Mi madre olvidó el a b c con nuestros nombres y caminaba descalza sobre hojas de un mapa desconocido, quebrando las semillas de la plaza. Buscaba el hoyuelo de nuestras sonrisas y espulgaba nuestras cabezas. La seguí de cerca. Fui la aprendiz de sus gestos, de sus rictus y sus gritos nerviosos. Escuché su corazón, que alguna vez fue el mío, y decidí no aferrarme más a su falda. La recuerdo como un mordisco en la memoria: su mano tibia en la fría calle, rumbo al colegio; su consuelo, y las coordenadas de regreso. Por las mañanas, su trinar de ave triste. Ella también crecía y golpeaba sus frustraciones. Éramos cuatro hijos amoratados por su mano de hiel y miel. La vi alejarse sin quicio, por la ruta más corta, como una muñeca de papel recortable, cansada, sin brazos ni accesorios. Mi amor por ella la hizo un espejo, un reflejo en el que aprendí a caminar, hasta que soltó mi mano y no pude sostener la suya. Y de esa primera palabra —ma, ma, mamá— solo quedó un eco entre nosotras. La vi llorar hasta quedarse ciega: su cuerpo de sal nunca se resignaba. La vi secarse la leche como dos flores secas. La vi contar monedas como quien repasa los miedos. La vi encogerse hasta alcanzar su sombra. La vi amar con torpeza luminosa y hundirse en el abandono, pero jamás morir.
RECREO
Nosotros fuimos las líneas del patio
las latas sin leche en la oreja
las palabras anudadas con pabilo
laPA lenPE guaPA
los que no se callan
la nariz al mediodía con el sol sobre el patio
los pocos, los muchos, el caos
laPA riPI saPA
el llanto
saltando la liga, el cielo, el mundo
germinando frijoles en un vaso
somos los niños sin jaulas
sinPI rePE desPES
dos y dos siempre son cuatro
más dos
no siempre son seis
solo media docena de canicas
y el bolón en la espalda horadada
elPE tromPO poPO
las triquiñuelas, los engaños al oído
los juegos no aptos para menores
nuestros dedos fueron crayones
que borraron arcoíris
en el suelo de esta quinta
que buscaron azúcar en las flores
El alfabeto de paporreta
Los yases sobre el suelo
un levis y palmada
la pasada corrida
el mundo de goma en la mano
PA PE PI PO PU
mi mamá me ama
se escribe sin P
de padre ausente
al rincón quita calzón
a la pared
sinPI rePE crePE oPO
hasta la salida
que nos aguarda la vida.
FABIOLA DEL MAR (Barrios Altos, Lima. 1968)
Poeta, escritora y gestora
cultural. Integrante del Colectivo literario Tribu de letras. Ha
publicado los libros de poesía El gran salto, 2018 y Los Escogidos, 2020 - Editorial Apogeo. El libro de microrrelatos Este río es mi pueblo,
2023 - Editorial Apogeo. Editora y compiladora de microrrelatos en
Imaginario, antología contemporánea de microficciones, 2023 - Editorial
Micrópolis. El libro La quinta puerta, narrativa y cuentos, 2024,
Editorial Apogeo. Ha participado de diferentes eventos culturales, como
el Festival Poesía en llamas, Paucartambo Cusco, 2019; Recital de poesía
en las Jornadas de los Juegos Panamericanos en Lima, 2019; XI Congreso
Internacional de Minificción, Lima, Perú 2022. Sus poemas y relatos se
pueden encontrar en diferentes plataformas digitales y revistas
literarias.
Su
última entrega de poesía es el libro Renombrar el mundo, 2025 -
Editorial El Laboratorio. Una mirada poética, histórica y geográfica de
Barrios Altos, un barrio en el centro de la ciudad de Lima.
RENOMBRAR EL MUNDO
Fabiola del Mar
El Laboratorio Taller
mayo, 2025