Hace algunos años atrás una amiga al enterarse que yo escribía poemas, algo que le tenía oculto por años, me confesó que su hermano también escribía y que en su casa tenían muchos libros. Una tarde se apareció por mi casa de visista y me trajo este libro del poeta arequipeño Luzgardo Medina Egoavil. Lo tuve en casa bien guardado, pues tenia otras lecturas en manos. Este libro fue el ganador del Copé de Bronce el 2007. Desde "Bajas pasiones para un otoño azul" les dejo con unos poemas que me han gustado mucho.
HASTA QUE LLEGASTE
Mi vida estaba marcada por el canto
de un ángel o tal vez de un prodigio
hasta que un día fuera de lo común
llegaste con tu vaporosa seda
con tu mar de colores y cabellos olvidos
y acampaste en mis orillas en donde
muere la hierba del sueño con su
brevísimo rocío
Mi vida estaba marcada por el dedo crítico
del ciego o por la lengua gaseosa de quienes
de modo arbitrario juzgan el amor de los presidiarios
y de las rameras hasta que llegaste a mis orillas
con tu corazón obsceno y con los ríos
de tu montaña en donde nadie duda de nadie
¿POR QUÉ TRAES ESAS FLORES SI ES OTOÑO?
Si me amas es preferible que me lo digas
o no lo digas de manera impúdica
delante de quienes juran por Dios ser ateos
Si me amas quédate quiero en tu rama de manzano
no te muevas y aprende a ser una isla
en donde necesitan vivir hasta con la muerte
Si me amas ilógico amante seductor amante
repudiable amante otoñal e inmenso amante
bésame dentro de ti con tu instinto de pájaro
estruja en mí todo lo que haya que estrujar
lame mi empolvada luz y aprende a recorrer
mis caderas de par en par sin ningún aviso
Por mi ventana veo pasar al último otoño con
su lampara sollozante y su camisa sin botonos
y por esta época las flores son los que más detesto
TE PARECES A LOS VIEJOS INVENTOS
Mi demonio amante sacude de una vez tu cabellera
húndete en mí por completo del modo más fecundo
no dejes para mañana lo que puedas maldecir hoy
abre mis muslos como se abre un libro para el castigo
abre tu lengua para que la niña que tengo dormida
despierte con sus muñecas de bata blanca
Demonio mío guardas un extraño parecido a los
viejos inventos por donde la noche nos atisba
o por donde la maldición acude presurosa
a borrar el remitente de una caja insepulta
y así te amo aunque nunca te hayas bañado
con la lágrima de la María o del Pedro
y así te amo con mi maleta negra en donde
conservo los gruesos atardeceres de un beso
Demonio mío dame la salvación desde tu sexo
PD: Gracias a S. por el libro.
En el purpureo azul de nuestros tiempos y el atosigo al que el hombre ha condenado a su propio ser, surgen únicos y solitarios adalides del sentir humano, uno de ellos es Luzgardo Medina Egoavil, quien de modo impoluto y etereo hace de lops placeres y dolores mundanos bellos trazos de arte en el liso rostro de un ser complaciente...el libro
ResponderBorrarCardo Marcé