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sábado, 18 de mayo de 2019

5 POEMAS DE GUILIANO MILLA



Ofrecemos a nuestro público lector, unos escritos de Giuliano Milla, joven poeta que tuvo la gentileza de enviarnos algunos de sus poemas para compartirlo en nuestro blog.



Feligrés ex nihilo

hambre unamuniana
de la nada gigantesca
y su Goliat
al que mi frente de piedra davidiana
parte,
y la mitad tu cara de mármol
y la mitad el infinito
con su Lázaro pobre
i Lc. XVI, 22-31.
mientras Malquita toca el piano
con su voz derrotada
pero brillante, pero soberbia
y yo feligrés ex nihilo
hago entrar a una mujer
a St. María Magdalena
para que me reniegue Caicedo porque no escucho la misa
sino a los dedos de mi profe,
y su vibrato eterno con su pizarra apolillada
y su tiza de membrillo
en el saloncito de arriba
para que lo olviden rápido poco a poco
porque él, ya cumplía setenta.


madera

si me hubieras dejado tus manos
de madera marchimbrada
hubiera tallado con tu nombre
mi víscera roja, hojalatesca
que por el metal se envuelve en su eco
y duro helado frío se abandona al llanto seco
y palpo la ausencia
del roble escondido en tu pecho
y silbo contento bajo tu cuello, tallo
y liro en sus ramas con los trinos
corales de las aves abedules
y tus astillas las amo
como la soprano, que ama su garganta desgarrada
y escribe en su rotura
sisas ignotas de su alma
sería mesa entonces, solo por apoyar mis codos
y palparía enceguecido
su tersura húmeda / por su océano secreto
y nadaría en tu madera marchimbrada
donde hubiérame tallado tus manos de amuleto.


cayente

retiro el ave maría
de los pétalos cayentes que sonríen al leño de los árboles
y vuelan y rezan y trinan...
con su rojo, celeste, vaho      que se disipa en su destello
rabioso  encadilado
y arrullarme en su dolor colorido, adolorido
porque es el mío y es santo y bendito

dime viento, ¿cómo rasgas la fe de las flores?
y te olvidas avisarles
de su hermosura que muere
como el sol difunto al cerrárseles sus ojos
y me empujas a la calle
a correr sin mi alma en la vereda
y me veo ser humano  y me veo con veneno
envenenado         sin mis dientes
que envilecen la risa sonrisa
y tu soplas, silbas, desraízas la belleza
i tu frío que canta, jadea       i despide en su caída.


Madre

Madre,
sé que esquivas las balas.

Que ayer recogiste con tus pequeñas manos
columpios oxidados en las tardes de rojo cielo 

            i vacío...

Conozco tu obsesión por los pobres
i los discapacitados i los ancianos, i el ceviche raído de la luna que rueda
por las baladas argentinas del Callao.

Sé que quisiste adoptar un niño
y le pediste que firmara un documento
para que pueda -ultra petita- jugar con muñecos de trapo.
Madre, eres una yegua o un caballo celeste durmiendo en el galope
¡No te quiero ver en ningún hipódromo! ¡Ni masticando alfalfa!
Sino, batiendo las alas tristes de tu cuerpo
contra el fuego de la dureza hipócrita de las cárceles de carne.

Madre, los infinitos ya no alcanzan en tu carterita crochet
ni en tus jeans rotos,
ni siquiera te sirve un tatuaje en el brazo.
¡Ve a bailar con Saturno! Y recoge,
en la bolsa del mercado, estrellas, para mi marzo, doce.

Ya no cocines, ni alimentes siquiera a moribundos
no des de lactar al silencio
y sí a mi hermana desaparecida
que esculpí con un pedazo de papel.



Mi hermana

Las células de ese cuerpo
cantan el BigBang
las flores hacen cosmogonía de yeso
mi hermana que no nació, es una constelación
que duerme en los sueños de mis risas tristes

ella es la niña morena jugando con el polvo
en medio de una sala blanca y agresiva
viniéndome a buscar en mi silencio
cortando el pasto venenoso de mi alma
cepillando los dientes iracundos que muerden mi nombre
ella sabe tararear el beso
deja que las hormigas caminen en los ceniceros
i los cigarros viejos los utiliza para hacer perfume

Yo hubiera querido que mi hermana salte conmigo
y ruede en los abecedarios eternos
que vayamos juntos por libros empolvados en Cercado
i que traviesa atraviese con chicle, las páginas rotas
tengo una página vacía, con cuerpo de niña
un lápiz negro con mejillas tiernas
y no me conformo  no poder encontrar ni en el caño su llanto
¿Quién elige y reparte el desamparo? La sopa está caliente
i mi hermana nunca ha despertado.




Giuliano Milla, (Lima, Perú, 1996) de la 8 de La Marina, Pueblo Libre.

Autodidacta, psicólogo, me interesa la filosofía y el para qué de su porqué escribo por resistencia. He participado en la coordinación de los Recitales de Miércoles en el 2016-2017. Organizador de La Noche de Delirios (de la primera a la sexta ). Tres poemas en Verboser Vol. 2. Publicaciones en diferentes blogs y la revista digital Versoazul. Preparo una plaqueta pronta a publicarse.


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