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jueves, 26 de diciembre de 2024

"HASTA VERSE APAGARSE TUS CENIZAS EN UN CEMENTERIO DE ELEFANTES" DE EDUARDO SALDAÑA

 

Nos llega vía correo el libro del poeta trujillano Eduardo Saldaña, editado recientemente antes del fin de año, libro que agradablemente compartimos con nuestro público lector, esperando sea del agrado de nuestros seguidores de diferentes partes del mundo.



HONORES, HAZAÑAS Y CONJUROS

 

Luz, dale luz a tus sentidos

Úngelos con savia fresca de aquel árbol

Imaginación acude en el peligro

Sobrio, cuando tomes decisiones.

GRUPO NICHE.

En algún santuario consagrado casi inhallable, me seguirás esperando.

Anciano y débil, como un puente partido a la mitad, una lástima bendecida.

Soberano de tu angustia, rodeado de polillas y lagartos invasores.

Otra vez llamándome, llamándome cuando los cazadores se dan por vencidos.

Desolado, rosando la cordillera de tu mejilla que es también la cicatriz de la vid.

Porque fui hecho a tu imagen y semejanza tal como dice esa alegoría terrestre.

Aunque la naturaleza haya exagerado, dándonos el mismo latido oceánico.

Pero ven, acércate. Déjame limpiarte la arena dorada que deja el viento seco.

No sigas mirando el álbum familiar que es también nuestro obituario inacabado.

Tu pantalón nevado, tu camisa de la primera comunión, tu niñez robada. 

Ahora forman parte de otra respiración masoquista, consumida por las llamas.

Y, los cortes eléctricos, las hormigas durante el almuerzo, todo se ha vuelto costumbre.

¿Con qué madera se hace un ataúd para encerrar las palabras que nadie dijo?

¿Qué celebración previa se considera suficiente para no ser víctima del juicio?

Yo que fui un vendedor ambulante en tu dominio austero de los mercados.

Ahora me estremezco, sabiendo que ya puedes andar descalzo,

cruzando por completo, todo el mediterráneo.

 

¿QUÉ HABRÍA DICHO HAMLET?

 

Y si la muerte no espera, bien podemos incrustar un puñal sobre su regazo.

Luego, adquirir toda la sabiduría del mundo, repartiéndola entre nuestro linaje.

 

Ofelia, mi pobre suicida inmoral, mi enloquecida víctima silvestre,

coronada por violetas marchitas y narcisos bajo tierra,

los cuales, han teñido con perturbaciones del sueño,

todo el umbral perverso de tu belleza privilegiada.

Yo soy el sauce oscuro que quebró sus ramas para que te ahogaras.

Yo soy la espada envenenada que todavía resplandece cuando lloras.

 

Mírame bien, este es el reino que ahora poseo:

sin padre que me diga por primera vez que se siente orgulloso de mí,

ni sirvientes a quienes pedirles que espíen lo que hay más allá

de una venganza impecable.

 

 

PROVERBIOS PERSONALES

 

Conozco bien esa historia, la repites siempre que tenemos una cena sencilla.

Los otros chicos con las uñas negras, tan groseros: pandillas del verano.

Qué paisaje se merecían quienes fueron azotados contra el hartazgo de la fe.

 

Allá abajo, donde las madrigueras y puertas falsas, empiezan a resplandecer

como una pira de cadáveres jamás reclamados, flotando sobre torrentes amargos.

Hablo de aquellos que silbaban escondidos detrás de los matorrales,

para que así, ninguna aparición de centinelas noctámbulos

/pudiera reconocerlos,          

mientras aniquilaban fantasmas, dejando de torturarse entre el vicio y la locura.

Todos salen a saludarte cuando merodeamos sus sepulturas saqueadas.

Todos te distinguen por seguir honrando su legado al santificar las fiestas.

“Pero tú no seas así, no vayas hacia el desfiladero”, repetías siempre.

La memoria es una hoguera de antecedentes, donde la razón tiembla

                                                                                                                       /sacrificada.  

    Al “Machi” que era mi mejor amigo, le dieron diez, quince o más de veinte creo, así cuentan los vagos. Solo recuerdo que lo agarraron desprevenido, porque a mí me encargó el arma.

 

Hasta que el aire del crematorio nos termine distanciando,

como dos frutos prohibidos en el vientre de jaurías desterradas,

que durante épocas de sequía, van arrastrando la niebla,

y salen a contar la cantidad exacta de las estrellas con sus heridas.

Hasta que seamos devueltos al génesis del terror, al grito del pecado original.

Sé que he de seguir escuchándote proclamar convencido, 

esa prédica que no bastaría, si acaso, quisiéramos justificar todos los hechos. 

 

 

 

Biografía: 

Eduardo Saldaña (1995). Bachiller por la Universidad Nacional de Trujillo, mención: Lengua Nacional y Literatura. Ganó los juegos florales de poesía interuniversitarios en el año 2021. Obtuvo el premio de bronce en el concurso nacional de narrativa, Germán Patrón Candela, en el 2023 y finalista en el concurso literario de cuento corto: "El búho". Ha publicado el poemario "La comedia Inútil" (2020) con la editorial independiente, Paloma Ajena Editores y "Hasta ver apagarse tus cenizas en un cementerio de elefantes"  con Dendro Editores. Dirige la revista virtual, "Bohemia Liberteña".

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