Katherine Estrada, poeta y gestora cultural, además de editora, nos presenta este libro publicado hace un par de años, con una temática interesante sobre un tema poco tratado en la poesía peruana y lo hace de una manera impecable, verso a verso, poema a poema nos refiere a aquello que ella conoce, como es tener presente en su vida a alguien con habilidad diferente. Ya en el prólogo Violeta Barrientos, nos devela el contenido con magistral pluma. Leamos algunos poemas de este libro.
SUEÑOS
Obviaré mis interdiarias pesadillas,
tus clavados libres desde la azotea.
Enrejaré mis aprensiones,
síntomas que incineran día a día
mis sentires.
Me esfuerzo en alcanzar la amnesia
sobre aquellos sueños de trascendencia,
los que me juré a los veinte más tres.
Tambores de guerra marcan hoy mis pasos,
no te me escaparás, turbulento infante…
Extraeré mis más insurrectas raíces,
travestiré mis más extrañas aspiraciones,
Sacaré fuerzas de este gran amor
hasta estallar.
Hoy que ya me anticipo a tus lágrimas,
aguardo tu reposo sobre las tijeras:
corte sin máquina, por favor.
Retomamos nuestra rutina
cabreando minas a partir de las nueve,
mientras escucho tu deletreo
de tres placas en movimiento:
AGV 131
RQJ 988
A3C 388
DELIRIUM NORMALIZADOR
Pirexia, hiporexia,
me retratas desde un iris acuoso y perspicaz.
¿Me estás hablando? ¿Te conectas?
¡Ardes, hijo mío!
39 grados en tus manos: registras nuevas palabras,
40 grados en tu vientre: ¡hilvanas frases coherentes!
¿Es esto un espejismo, una ilusión?
Se evapora la nube de tu mirada,
buscas mis dedos, los atenazas,
juro que soy yo quien está delirando.
Fragmentas tus muletillas,
en reposo me tarareas con claridad
el estribillo de un rock en español,
renuncio en este minuto a ser una madre especial.
¿Acaso ya me empezarás a juzgar?
Llevamos horas a corazón abierto,
saboreando tu normalidad en MAYÚSCULAS.
Surten efecto los paños, el paracetamol,
el piso cobija tu convalecencia,
se apacigua la calentura, dejas de hablar,
rehúyes nuevamente a mis abrazos.
Beso tus sienes,
36 grados axilar,
formas cojines en fila, gruñes.
Te reconozco, sol mío
BAJA EN LA ESQUINA
Hoy he sentido tantas ganas de llamarme María
—Salomé, Magdalena o De Betania—
de caminar descalza
por las veredas desgarradas de esta feroz ciudad,
no volver a subir a ese tibérico auto alfombrado,
con tipos que blasfeman hacia el norte y hacia el sur.
No contenerme de escupirlos,
abandonar mis zapatos o ¡retar a usarlos!
huir muy lejos, sin voltear.
Sé que mi familia entenderá y bendecirá
mi peregrinaje.
Me supondrán descendiendo por la Cordillera Negra,
la que fecundó la mitad de mi existencia.
Los lobos insomnes se quedarán acá,
ajenos a los paralelos y meridianos
de la compasión.
Alcanzaré los Andes centrales
con la meta de elevarme todo lo que resista
mi voluntad.
Me reuniré al amanecer con felinos
que laman mis frescas heridas sobre las antiguas,
llamaré a hogares sin puertas ni ventanas,
armaré un lamparín de hueso de res,
acompañaré a una pastora en su primer día de clases.
Dirigiré mis versos al cielo todas las noches
sin importarme el qué dirán,
anularé mi género o lo transformaré en arma,
convenceré a quien me oiga
de que esta vida es la gran oportunidad
de rechazar mendrugos,
para la próxima vez vestirnos con sedas de araña.
Aspirando al don de convertir los charcos en ríos,
retornaré hasta donde desemboca el mar,
tarareando que la justicia no es más un sueño.
Entonces, ¿por qué este triste silencio?
Uno me percibe y dice:
mira, si prefieres, bájate en la esquina.
Me marcho.
Hasta hoy continúo armándome de valor,
para olvidar el camino de regreso.
AYAHUASCA (ÍCAROS)
Regreso a esa casa color aserrín,
me arropo a lo bonzo,
bebo del líquido amargo
del que alguna vez despotriqué.
Me acoge el falso piso,
no estamos solos,
Maestro, esta vez quiero verlo todo
Shhh…bebe hija, bebe.
Sucios mantos arcoíris,
de la risa pasamos a la náusea,
aprehensión.
Una bocina externa
me recuerda mis pendientes,
surgen luces sicodélicas y rezo.
Hoy quiero tener el valor
de dejarme transportar.
¡Es demasiado! —les reclamo.
Logro ver sus sonrisas y me cantan.
Yo que siempre me he protegido
de la embriaguez,
he dejado de ser la ama de mis sentidos.
Una joven llora perlas a mi lado,
un hombre de barba clama
por un febril retorno,
y entre olor a palo santo y tabaco,
me surge una voz sin género:
« Es tiempo de seguir luchando,
de buscar el futuro, que está en tu corazón ».
Mi amor me había contado de imágenes,
una hermana de muertos que le guiaban,
a mí un remolino de palabras me avasalla,
rayos y plantas cubiertos de diálogos,
¿será Mamá Quilla? ¿acaso Pacha Mama?
Todas tus lágrimas se volverán alegrías.
Pregunto por tal, por cual,
por idos, por venidos, por venir,
me relata sobre sus pasiones,
también sobre sus calvarios.
Horas de revelaciones, me atrevo,
pido entrar en la mente del autismo…
« te ofrezco agua de estrellas que sana,
calma, calma, corazón, agua del cielo ».
Gracias, Maestro,
Gracias, Planta,
Gracias, Mañana.
YARINACOCHA
En tus pupilas, bello Shaolín,
ingreso al celoso bosque,
navegando sobre la generosa laguna,
veo decenas de aves decididas
a nunca más emigrar,
ellas que han surcado casi todos los cielos de la Tierra,
me confiesan que ahora
solo concilian el sueño escuchando ícaros,
formando imágenes con las estrellas,
sobre nubes níveas.
Entre árboles de color verde esmeralda,
parpadeas una lágrima,
pequeño Shaolín,
dando inicio a la danza de la lluvia,
y siento miedo de pisar la arena de tu retina.
De pronto veo shihuangos
—mis compañeros de viaje—
bebiendo de tus ríos,
en medio de una sensual danza tribal,
y al fin me ánimo a hundir mis pies
en tu fuego,
ahogando en mi lenguaje
—y en mis entrecortados latidos—
el hermoso nombre de tu laguna madre:
Yarinacocha
Katherine Estrada Aguirre (Lima)
Comunicadora social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es autora del libro Intrarrevolución (Hanan Harawi, 2016) y Liberaciones: El sentido de tu universo (Madrépora. La Purita Carne, 2022). Editora, gestora cultural y representante literaria.
Organizó el Festival de Poesía de Lima hasta el año 2022, y distintos eventos a nivel nacional. Actualmente lidera el sello La Strada de su editorial Perú Tambo Editores, y prepara su tercer libro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario