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lunes, 12 de octubre de 2009

ALFONSO CISNEROS COX


Hace dos semanas atrás volví a andar por Lima, la excusa perfecta fue el recital del colectivo "Cadaver exquisito", donde participan un gran grupo de poetas, artistas, narradores y más artistas".

Llegué temprano al lugar señalado y me encontré con un gran amigo, el poeta Antonio de Saavedra, quien tuvo el detalle de obsequiarme este libro de Cisneros.

"El agua de las fuentes". Un pequeño libro de apenas 11 poemas, pero muy buenos. Aún está pendiente la compra de la antología que publicara hace unos meses, espero poder adquirirla en la siguiente feria del libro. Disfruten de estos poemas.



Por qué no he de callar
y dejar los ojos reflejándose
en el agua:
el paso de las nubes
el paso de los musgos
ahora que quedo quieto por un instante
mientras veo al universo viajando
hacia lo oscuro
Junto al rojo y el azul de aquellas flores
mis negras palabras vana enfrentándose
Uno tras otro los lotos se tiñen
en el cielo
y los arbustos rotos dejan ahogar sus ramas
dentro de mis extremidades
que brotan de un interior desbocado
y lánguido
Por qué no he de callar
y dejarme rodear por la maleza
y el giro de planetas invisibles
A quién he de nombrar
si huyo hacia lo otro donde las presencias
permanecen bajo un distinto orden
Aquí he de quedarme
destinado por mi figura que brilla
junto a la ladera del río
Río este que son las extremidades
que poseo
Mi voz cambiante
como dos cuerpos que se cruzan
navegando hacia lo oculto


Un ángulo en la piedra
cubre con exactitud los musgos
que el tiempo ha producido
inexplicable
El suave murmullo de las gotas
ya no cantan bajo el sol
Mi reflexión me aleja
como si una voz me prodigara
y llenara sus sombras
En esa quietud me envuelvo
y divago inventando
la longitud de la verdad
y la extensión de la palabra
He socorrido los latidos del cuerpo
la desesperación
lo permanente que alumbra
sus contrarios
Mis manos secas describen ahora
el interior
como una línea infatigable
que habla lenta
hasta perderse de su curso
Un haz de luz cubre parte de
mi rostro
y cambia insondable al lugar
que no refleja
Desde ese ángulo te enuncio
oscura región impredecible
donde empieza el nombre de la noche


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