OTOÑO EN
DICIEMBRE
Escrito por: Paolo
Astorga
Otoño en diciembre
(Ángeles Del Papel Editores, 2018) de la poeta Mirtha Rosario Mansilla Nieto
(Lima – Perú, 1971) es un libro que mezcla la ternura y dolor desde una
perspectiva fresca e intensa. Y es que desde el título podemos mapear que la
poeta quiere mostrarnos desde el juego de los contrarios, desde la paradoja, la
temática implícita en todo el libro: lo funesto, la pérdida de lo amado, los
recuerdos. Diciembre es la representación del calor, de lo vivo, del placer,
sin embargo otoño es el símbolo de aquello que está muriendo, que se acaba, que
se pierde. Entonces en esta paradoja, en esa dialéctica, se funda un libro
donde las reminiscencias y lo íntimo cobran una fuerza inusitada.
La poeta inicia su discurso con
una visión personal de lo amado. El poema El sillón rojo (p.9) es la imagen de
la infancia, el objeto que con el lenguaje y los recuerdos cobra vida y se
llena de amor, pero a la vez de nostalgia, de tristeza y cierta frustración,
pues la poeta solo puede reconocer en esas imágenes el pasado, lo ya vivido, mas
no el presente, nunca lo patente.
La imagen del tiempo es
recurrente en estos poemas. Hay un discurso desde la perspectiva del paraíso
perdido y además, una búsqueda incansable de una profunda ternura, aquella que
nos rescata de lo sórdido, de la indiferencia o lo violento del tiempo que nos
va desolando, que nos va terminando hasta desmoronarnos en el silencio. La
poeta lo sabe por ello poema como Reloj de arena (p.12), asistimos a
la presencia del tiempo y de los actos de lo cotidiano que luego se convierten
en símbolo de aquello que se ha vivido y también de lo que se ha perdido. El
poeta evoca lo sensitivo (tocar, acariciar, lo luminoso y lo oscuro) y el
movimiento, para luego terminarnos con una imagen de lo inmóvil, signo patente
de la pérdida.
Más adelante, la poeta ahora
recuerda aquello amado que está más cercano a una maternidad perdida, a una
serie de remembranzas donde los personajes femeninos sufren la muerte, el vacío
y la soledad, pero también (y es aquí donde la poeta logra un lenguaje muy
personal y bello), la ternura resistiéndose al olvido y al mismo dolor. Poemas
como Anita
(p.17) o el genial e intenso Un canto de amor a Evita (p. 18),
nos muestran de una manera transida de amor y ternura el amor hacia aquello que
duró muy poco, pero que marcó la vida. Sin duda nuevamente, es en ese último
poema donde podemos mapear una maternidad frustrada donde el discurso poético
intenta reconstruir los instantes para lograr nuevamente la unión de vida entre
la madre y la hija.
Y es que los poemas de Mirtha se
degustan con lentitud, se deben saborear con cada verso, con cada palabra. La
poeta sabe muy bien que la poesía es ante todo lenguaje, palabras que
transportan un secreto, una imagen, un instante significativo. Es por eso que a
lo largo de la lectura de este poemario, el lector no quedará nunca indiferente
o decepcionado. La poeta en su ánimo de dotar de vida aquello que ya se ha
perdido en el tiempo, intenta de múltiples maneras la unión, el acercamiento,
la reconciliación. Por momentos nos encontramos ante poemas donde hay un deseo
por recrear el íntimo pasado y luego nos adentramos a una poesía más
introspectiva, donde el deseo por reconstruirse, por liberarse de las ataduras
del tiempo y sus desmoronamientos se convierte en el discurso principal. Retrato
(p.27) es un poema que ejemplifica aquello que se plantea como una lucha contra
el tiempo, un reconocimiento de la nostalgia, pero también el importante
acontecimiento de reconocer la finitud de lo humano y encontrar allí, en esa imposibilidad
de estirar los momentos, la belleza.
En suma, Otoño en diciembre es un libro exquisito, lleno de referencias a la
infancia, la maternidad, el amor, la vida y el tiempo. Mirtha ha logrado un
excelente trabajo de orfebre, ha sabido darle significado a sus múltiples
estéticas: la del tiempo, la del barro, la sensitiva, la visual, la de las distancias
y las cercanías. Aunque en este breve pero intenso poemario, el dolor es
central, hay en cada poema una voz que se resiste, que se enfrenta e intenta
renovarse en el discurso y mostrar la paradoja de lo humano. Sin duda un libro
para disfrutar y hacerlo nuestro.
El sillón rojo
Hoy
regresé en el tiempo y me vi parada frente a una casa que vestía blanco y
negro. Lentamente empujé la puerta con la mano y me encontré en un salón
decorado con paredes grises como fotos de antaño y en el aire un aroma conocido
que ya lo había respirado, seguí despacio recorriendo el salón de cuadros finos
con bordes dorados. Asomada desde una esquina divisé el cuarto de al lado, y en
él, un sillón rojo que resaltaba entre el murmullo del pasado. Mi mente no
entendía lo que estaba observando: dos niños con sus padres que jugaban y
sonreían para un retrato que yo sostenía en mis manos.
Anita
Manitas mi niña decías
cerquita
cerquita
despacio decías
subida en tu sombra soñaba
subida en tu sombra soñaba
Manzana dulce por las mañanas
pollera adornada de cuentos
ojitos pequeños mamita
despacio decías
Tita
Tita
Zarah en dulce diciembre
Tu voz
arrulla mis sueños en dulce diciembre
mis manos aferradas al alba
de tus días y en
mi historia el murmullo de
tus labios al rose
tenue de tus caricias
dormidas en mi espalda
Mi niña, te robas con
dulzura mis abrazos y
en tu largo cabello negro la
primavera se
recuesta para silbarte al
oído un mil
te quiero
OTOÑO EN DICIEMBRE
Mirtha Rosario Mansilla Nieto
Mirtha Rosario Mansilla Nieto
Ángeles Del Papel Editores
Septiembre 2018
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