Compartimos con alegría el nuevo poemario del escritor Paul Guillén: "Sombras en demolición. Antología personal 2002 - 2018". En este libro el autor hace una revisión de sus poemas a través de más de una década de escritura poética, que ven la luz en México por Mantra Edixiones.
El libro se presenta el día de mañana sábado 17 de octubre vía virtual. No se pierdan la transmisión.
LOS ULTRASóNICOS GATOS
Los ultrasónicos
gatos han venido a posarse en tus ojos
Y si esos gatos
andan peleando todo el día, debo decirles:
¡Basta, son muy
malos no los quiero más!
Pero los
ultrasónicos gatos vienen de otro planeta
Y saben que
pueden dominarme fácilmente
Y yo les digo
que los amo con todo mi corazón,
aunque no quiera
Los ultrasónicos
gatos gobiernan el mundo
y no nos hemos dado cuenta
Alabados sean
los ultrasónicos gatos
que me miran desde la ventana
Si siguen
sonriendo me da miedo
y voy a tener que abrazarlos muy fuerte
Como si ellos
fueran unos simples lacayos
y no los divines del universo
Uno, dos, tres…
los ultrasónicos gatos se han ido a otra galaxia
Me han dejado
solo. Los echaré de menos. ¡Ultrasónicos gatos!
Tiempos de guerra
Digamos que hay diez millones en esta ciudad,
unos viven en mansiones, otros viven en agujeros:
con todo, no hay lugar para nosotros, querida, no hay
lugar
W. H. Auden
el atoq cristalino canta en la cima
del cerro su clavecín claro y clamoroso. cabeza de cantáridas. cardos cabecean
sus crismas sus clavículas y corazas. cadencioso fluir desde la cornisa
claveteada agujereada y amarillito, amarilleando flor de retama. cáncer de tu
carne. clavos que oropelean cohetes y pólvora. el atoq en el cielo circuncisa
sus colmillos sus cactus de calcáreas catastróficas sus canciones de cuculíes y
calaminas
Beirut es nuestra jaima.
Beirut es nuestra estrella.
mar de amatistas. macizo de mastuerzos que
se bifurcan en mandrágoras el atoq con su mancha celeste es el pasaje
entre el río celestial y el mundo mágico el atoq junto a las llamas del
cielo marea sus marítimos bemoles y se atraganta de tubérculos que cuando cae a
tierra vomita por todos los campos es así como los campesinos cultivan papas
camotes ocas ollucos mashuas el atoq de nuevo está cantando
cristalino
Beirut es nuestra jaima.
Beirut es nuestra estrella.
la guerra es un cerdo untado con melcocha
que se nos resbala
la guerra es una larga palabra que rechina
en los dientes
la guerra es decir “lo siento, te engañé.
nunca lo volveré a hacer”
la guerra es ver tu programa favorito en
señal abierta
la guerra es caminar cinco kilómetros en
un ataúd
la guerra es la manera cínica de decir “te
lo dije”
la guerra es un latino en un barrio de
travestis
la guerra es un poema sobre una yegua de
jade que arremete
la guerra es la poesía sin el canto del
cenzontle
la guerra es como un gorila aporreando la
máquina de escribir
la guerra es esto y no aquello
la guerra es un soldado ciego sin manos
la guerra es el grito del niño negro, la
mujer roja
y el hombre azul
La guerra es el poder.
Todo lo que deseas se esfuma.
los estudiantes en las barriadas están
cargando sus baldes de agua por las noches beben cañazo y fuman inca y no se
cansan de bailar al son de sus ojotas ¡ay! jovaldo, jovaldito, ¡ay!
manuelcha, manuelito, como la pajita te volaste, como el vientecito te has ido.
el atoq censa las esteras y los días de hambre apenas un mendrugo en la
barriga del mundo. el atoq se revuelve junto al cóndor y el sapo como
la pajita te volaste y regresas
pogromos y tantras te deum
ajedrez jaezado de jacintos
revólver de estrellas
bayo caballo de trojes
pantera pandémica de pan
Beirut se nos incendia
y el atoq cae desde el cielo
profundo y cóncavo cielo
la guerra está en nosotros
la guerra está con nosotros
Les Aveugles de Sophie Calle Seguido De Una Glosa
Sobre Portrait Of A Blind Poet De Juan Ojeda
Camina por una calle del Perú y haz la
misma pregunta o camina por la foto de Óscar Medrano y pregúntale a Celestino
Ccente: ¿Qué es la belleza? La belleza no podría ser otra cosa que una garganta
afónica de tanto gritar por la libertad, de tanto gritar que nos dejen en paz,
de tanto gritar que somos inocentes. Pregunta de nuevo Sophie: ¿Qué es la
belleza?, y no puedes mejorarla como frase, pero eso es la realidad: chocar con
la belleza de una manera horripilante. Esto de la realidad me tiene confundido.
¿La realidad de quién?, ¿la realidad de todos o la tuya? ¿Cuál es esa realidad?
¿Cuál esa belleza? No te detengas en las calles podrían robarte la cartera o la
inocencia. ¿Qué significa la belleza en las calles peruanas del Perú? Esa
contradicción, esa repetición, ese exceso. Para qué escribir, sino encuentras
belleza ni realidad. Entonces, cómo soportar el mundo cada día. No me vengas
con lo de Keats. Hablemos del Perú y su tristeza, antes que de su belleza. La
garganta ya no soporta más de gritar contra la pobreza, contra la pereza y
contra el dolor. ¿Osos perlados o despreciados? ¿Cómo no gritar de una vez y
para siempre y ser un glacial en la mente de los demás? Eso me suena conocido.
Eso es la belleza: retornar al fluido de las palabras. Un retorno al origen,
donde caminabas de la mano de tu abuela, guiándola por la ciudad, aunque ella
conocía de memoria todas las calles: tienes cinco años y ya conoces toda la
belleza y la realidad en una sola mujer.
Juan ahora yo te digo: En el mediodía
negro sentados en una plaza solo ves la bruma de neblí y el lucro de la umbría
en la vacía fuente. Esto es como estarse sentado tres mil horas esperando, pero
¿esperando qué?: alguna señal, algún designio que nunca llega. Solo un dolor en
el pecho y en la frente. Ese sudor venático que no te deja tranquilo y te
abisma en una nave sin ojos, un río de oro y unos párpados sin retorno. Escucha
es el mago pútrido cantando en tenaz patio sonoro. Es una canción que te
transporta a un árido y ebrio abismo. Acritud del poeta ciego para no ver la
realidad y la belleza de una princesa quechua.
La historia del Perú se resumirá
a cómo se destruye un poeta
a José Pancorvo
Peire Vidal canta o florece entre los campos de almendros y el viejo grita desde su escritorio Papiols Papiols lets to the music! Y tú cantabas en la Alameda, donde arreciaba el viento y el tren pasaba haciendo ese ruido catastrófico - tú cantabas como el viejo Loomis - y yo escuchaba como salían de tu boca - esas sílabas - ese fuego - y esos gallinazos - que revoloteaban - cerca de la Catedral de Lima - y a un paso de convencer - a la gente - en volvernos asaltantes - escuchamos el rumor de los ciegos - que se aproximaban como marejadas de hielo - decidimos asaltar a los cerdos de la banca - y todos los bares abiertos - y cerrados - caminaríamos por las calles - para encontrar una moneda - y así no sentirnos tan solos - o desvalidos: Yo, Pierre Rivière, habiendo degollado a mi madre, mi hermana y mi hermano…
Paul Guillén (Ica, 1976). Es poeta, ensayista y editor. Bachiller
y Licenciado en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
donde ejerció la docencia en la Escuela de Posgrado. Tiene una Maestría en
Escritura Creativa por la Universidad de Texas en El Paso. Actualmente es
candidato a Doctor en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Pittsburgh.
Ha publicado los poemarios: La transformación de los metales (2005), Historia
secreta (2008), Ese algo que nos es esquivo siempre (2012), El
espectador invisible (2015), Hospital del viento (2017) y Sombras
en demolición. Antología personal 2002-2018 (México, Mantra ediciones,
2020). En el campo de la crítica literaria ha dado a conocer el ensayo Poesía
y psicoanálisis. Falo/Escritura en Enrique Verástegui (2015) y ha sido
editor del volumen Ángel con casaca de cuero. Lecturas sobre Enrique
Verástegui (2019). Dirige el blog y editorial Sol negro y la revista de
crítica literaria Poetika1.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario