El año pasado fui invitado a leer en un colegio de Ate Vitarte, por iniciativa del poeta, blogger y amigo César Pineda Quilca, quien organizaba su primera lectura en el colegio donde es docente. "Poesía en el aula" fue el nombre que se dió a aquel recital. Paolo Astorga, Raul Heraud, Miguel ildefonso, José Jiménez y mi persona fuimos los invitados. Un agregado especial fue la presencia de Augusto Huayta Medina, novel poeta e integrante del grupo literario "Letra en Llamas". Luego tuve la dicha de leer nuevamente con él en la universidad donde estudia, fue ahí donde recibí un ejemplar de sus manos de su plaquette "Libre-ría", desde donde extraigo unos poemas para la lectura de vosostros seguidores de este blog.
DESPIERTA
noches desveladas
fogoso y sofocante
placer fluyen sobre tus ojos
atrajiste al ser repugnante
que explora tu bello rostro
y pronto deseará llevarte al mundo de tinieblas
Sumergirá tus sueños en oscuridad
te hará princesa por cinco minutos y
arrebatará de tus dedos los juegos infantiles,
moldeará tu vientre-ciudad de niños.
como un creador echará vida,
atará tu sombra en el mástil de los muertos,
sollozos lágrimas rodaran sobre tu mejilla
mientras él absorbe cada parte de tu cuerpo tú serás una
sombra más que ronda en las noches de placer
LA OTRA MUERTE
Mi ironía es el dolor de la carne
dolor del cual mis egos son saciados
y mi personalidad llega a ser el verdugo
de los tiempos, que trae consigo la vida convertida en polvo
soy la otra vida o la otra muerte eso ya no me importa
soy un vagabundo de aquellos
que penan en este mundo terrenal
de miles de miles de siglos incansables
un congelado eterno en una mirada de agua de los
agonizantes
un lacayo de lo celestial
malvado
egoísta
soy todo lo que la humanidad finge no ser, soy la
característica del hombre villano más despreciable
los míos preguntan si pertenezco a esta vida
no importa si el futuro llegue a tocar mi puerta
y me vea perseguido por mi sombra
si tuve un nombre ahora no lo recuerdo
porque soy una nada metido en el vacío
con el temor de ser nombrado por alguna voz perdida
el dolor humano es el que me juzga
pues para ellos soy la muerte y nada más.
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