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lunes, 12 de julio de 2010

CARLOS LÓPEZ DEGREGORI




Recuerdo que en una de las ferias compré a precio módico "Lejos de todas partes" de López Degregori. EL año pasado obtuve el ejemplar que publicara Borrador Editores. En la misma Feria conocí al poeta. Quien tuvo el detalle de firmar ambos ejemplares y tomarse unas fotos. Después de leer "El Hilo negro",libro que reune sus textos en prosa que anteriormente fueron publicados en sus anteriores poemarios.

Disfruten de la lectura de los mismos.


EL HILO NEGRO


Con estos hilos blancos que salen de mis dedos estoy cosiendo tus vestidos de novia. Sentado en la oscuridad, de espaldas al movimiento de los astros que repiten el trabajo de mis manos,coso sin ver. Mis pies golpean incansable los pedales de la maquina. Salta mi corazón cuando rozo la tela o el frío vivo de la aguja. Y atravieso la noche de hilos, anudo, engarzo leves piedras, fijo el velo que guarde para siempre la belleza de tu rostro, la cola inmensa que incendie las calles. Y silbo esta dolorosa canción que solo yo conozco y pienso que nadie podrá devolverme tu blancura que perdí y hago gritar a las tijeras.

Sentado en la oscuridad, de espaldas al golpe mortal de las estrellas que repiten mis puntadas, acariciando este traje vacío, crecerá una hebra de hilo negro.

Mañana, después del alborozo de la boda, cuando se marchiten las flores prendidas de las ventanas y las puertas y se vaya ahogando la música en las calles y rueden borrachos los invitados por la plaza,huiras con tu novio hasta el claro del bosque.

Escúchame, fulgor, yo te lo aviso: la luna ciega y las estrellas lúbricas girarán en las alturas: durará una eternidad arrancarlos cien botones del vestido, desgarrar la cola y enredarla entre los árboles, contemplar tu cuerpo hirviente y blanco bajo el velo. Él acercará sus manos temblorosas para deshacer el tul y huirá despavorido cuando me descubra en tus ojos colgando de un largo hilo negro.




BALA


Tengo esta bala de helada plata para ti.

Anoche la preparé con sucia, infalible, dulce sangre. Recé horas con ella. La acompañé con velas y las más secretas jaculatorias.

Primero la cegué porque una bala no debe ver el aire ominoso ni el cuerpo que encontrará. Después la ensordecí para que no escuchara los gritos ni las amenazas ni la música de la carne y los huesos partiéndose.

Solo le dejé los labios para que pudiera silbar.

Entiéndeme:

Los silbidos son las palabras de las balas: son sus besos últimos y desaforados adentrándose en la lisura de la noche: su extrañeza,su ruego, su respiración.



HERIDA DE TU HERIDA


(junio 2)

Un día estás. Otro día ya no estás.

Una noche duermo contigo en mi habitación y despierto en una calle empedrada, llena de gatos, en Praga. Pero yo nunca he estado en Praga. Pero yo nunca te he visto dormir ni caminar en los hilos del sueño.

Un día crees o descrees. Un día me temes o te temo en un solo miedo al unísono. Un día sabes. Otro día no sabes.

De mañana eres un cordero. De tarde una paloma. De noche un ciego animal de amianto que no se deja ver y escarba galerías en las paredes. Abro mi oído para escucharte y no te escucho. O sí. Te escucho como un diente: como una estrella: como un pozo: como un latido.




CARLOS LÓPEZ DEGREGORI: publicó los libros; Las conversaciones, 1983; Una casa en la sombra, 1986; Cielo forzado, 1988; El amor rudimentario, 1991; Lejos de todas partes, 1994; Aquí descansa nadie, 1998; Retratos de un caído resplandor,2002; Flama y respiración,2005.


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