Joe Montesinos Illescas, es un viajero incansable, poeta enamorado, quien se ha tomado el tiempo para sacar a la luz estos textos. Como bien reza en la portada la fecha de los mismos datan desde 1999 hasta el 2008, una travesía poética de 10 años, que ahora desembarcan en nuestras manos por medio de esta edición muy pulcra. Joe, nos ofrece así muchos viajes poéticos en distintas partes del globo y de su corazón. Comparte con nosotros muchas ciudades terrenales y pasionales de su vida. Visitemos por medio de los poemas que a continuación os dejo para su lectura, entonces podamos ver esos oleajes pictóricos, que Joe nos deja con su "Guardián de acantilados"
HE
He despertado con tornados en los ojos y me he muerto(soñado) en una balsa, yo mismo recogía mis restos y los echaba al mar. Mis lágrimas eran dulces en las olas y son aún dulces en la ventana empañada. He contado el amanecer en mis dedos a la luna hasta desvanecerla, he cubierto de náusea la belleza y he vuelto a ser escultor en mi propio rostro. Me he restregado los ojos con Grieg y he visto brillar ángeles desnudos bajo mi cama; he recordado a Ulises, el rey de las escaleras, y he tropezado en ellas todos mis huesos. He acomodado los techos para que no me aplasten, he dicho una palabra y un árbol ha crecido en el parquet, he tocado su piel incestuosa y una trompeta ha salido a silbar somnolienta. Me he levantado con plumas de pavo real en todo el cuerpo y un pincel en las manos. He caminado hacia mi jardín vacío y lo he pintado nuevamente con pies mis descalzos, con olas, con asfixias, con pájaros negros aterrizando, con cíclopes, con sirenas de hermosas cabelleras y filosos dientes. He contagiado el sarampión a los niños que me piden caramelos en la puerta y les he dado el secreto de la eternidad.
MUSICALMENTE
Orbita mi lengua alrededor de los cactus,
le pongo la piel a mi sombra, cubro
con paisajes de eclipse los campos, tropiezo
en el sombrero y sale una hermosa calavera silbadora.
El sonido se extiende como alfombra al viento:
La guitarra ronronea,
se suben a los montes los acordes de puntillas,
los gatos salvajes retuercen la luz,
una mujer con el color del leopardo
vuelve del polvo,
repta por mis rodillas, hay tambor
en sus piernas, cuchillos flamean, agitan por ella.
Una venganza con suavidad
y nos tocaremos desnudos en el tocadiscos.
Junín, 2008
MUERTE
La muerte es la mejor amante en vida.
A la muerte le saqué el vestido,
le hice hablar en las arrugas,
la bañé con lenguas y zafiros,
la amé en la montaña
y echamos una nube verde.
Le pedí una guillotinada
y me dio un paisaje de orugas petrificadas,
le amarre el corazón en los rieles
y el tren la convirtió en acordeón.
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