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miércoles, 24 de enero de 2018

4 POEMAS DE OSCAR PERLADO RODRÍGUEZ




Algunos saben que en Villa El Salvador realizamos LAS NOCHES LITERARIAS, un ciclo de lecturas de poesía y cuento, dónde los autores han tenido a bien compartir sus escritos con los habitantes de mi querido distrito. Alguna de esas noches tuve la visita inesperada pero grata de Oscar Perlado, quien fue acompañando a otro invitado. Fue así que la amistad nació y que su poesía fue escuchada al sur de Lima. Ahora algunos años después tenemos la dicha de compartir algunos poemas de Oscar, quién además viene preparando un nuevo poemario. Sigamos el rastro de este valor chalaco de la poesía peruana.


En busca de trabajo

El empleador
me toma las medidas.
Debe de ser un cuadrado perfecto.
Me pide prestada una mano.
Yo le digo que se la puedo
prestar por 20 soles diarios.
Me aclara que también
necesita mi tiempo.
Me detengo un momento
a pensar en que éste se sale
de vez en cuando del cuadrado,
no por el frente
sino por los costados.
Pienso que por este fenómeno
debería exigirle un dinero extra,
aparte de mi salario.

Vuelvo a la realidad,
y le aclaro que mi mano
se la presto por 20 soles diarios
y que el tiempo está incluido
en ese pago.

El empleador vuelve
a tomarme las medidas.
El cuadrado no debe
de haber perdido la forma.

Se lleva mi cuerpo y promete
devolvérmelo después de 8 horas.
Me quedo sin él por un momento,
esperando su regreso.
Me lo devuelve un poco sucio
y gastado.
Para que no se estrese lo saco
de vez en cuando a pasear
y le compro un helado.
El helado y el paseo los paga
el empleador.

Cuando me quedo solo no puedo
hacer nada porque no tengo auto.
En mis días libres, por lo común,
le regalo mi manos al viento y a los pájaros.



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Trabajo no para sobrevivir

Trabajo para guardar las apariencias

Si no trabajara mi novia qué diría

Si no trabajara mi familia qué diría

Si no trabajara el vecindario entero qué diría

Se molestaría la señora
que me corta el cabello

Se molestaría mi madre
que todavía me soporta

Se molestaría mi padre
por esto de ser hombre

Se molestarían mis hermanos
que han trabajado toda la vida.

No haría otra cosa
que escribir todo el día.
Cosa ésta por cierto,
muy ideal, muy cómoda.
Y demasiado bonita
como para ser cierta.

Tendría tiempo para dormir hasta tarde,
para caminar,
visitar a mis amigos,
pasarla bien con ellos
que no me exigen nada,
no tanto para ser libre
porque sin dinero no se es libre.

Por eso es que trabajo.

Pero no trabajo para sobrevivir.
Porque hablando en serio,
en mi casa no me cobran por el almuerzo.
Sólo se molestan si no
sé guardar las apariencias.
Porque hablando en serio,
nunca me haré rico trabajando
ni no obtendré nunca
un seguro de por vida.

Yo trabajo realmente
para la vecina que me corta el cabello,
para que me diga con
un tono de aprobación:
“¿Está trabajando?... ¡Qué bueno!”
Para mi novia,
para mi mamá
que no sé por qué me soporta,
para mi papá
por esto de ser hombre,
y para el barrio entero.

Porque aún vivo con mis padres
y siempre seré un hijito de mamá…
Pero por supuesto, siempre es recomendable
guardar las apariencias.

cortarse el pelo, afeitarse todos los días,
levantarse  a las cinco de la mañana,
lustrar las botas, lavar el uniforme,
dormir lo suficiente
y trabajar en exceso
como el cadete
que nunca fui,
que mi padre quiso alguna vez
que fuera
y que nunca fui
porque me corrí,
e inventé la excusa del estudio
para no servir,
porque no sabía que la vida
era otro cuartel ingente
atiborrado de voluntarios.



Domingo 12 de febrero del 2012


Mi madre no sabe
que mañana no iré
a buscar trabajo.
Mañana será un día
para montarlo,
para gastarlo como
un fósforo:
prendiéndolo.
Nadie entiende
cómo un desempleado
puede tener tantas cosas que hacer
o asuntos pendientes,
mucho menos una agenda.

Un vago es una persona
que se estira
para alcanzar el día,
que deja que le caiga
encima el tiempo,
desarrollando una joroba.
Yo en cambio,
no busco trabajo
porque el trabajo me
estorba,
me obstruye el
camino hacia
cualquier lado.
Yo no soy un vago.
Yo embarazo las
horas,
las exprimo,
arrojándolas
después al tacho.

Yo no quiero
decepcionar
a mi familia.
Yo no quiero
decepcionar al día.
Yo no quiero
decepcionarme.
Yo quiero
comerme el día,
no quiero
eludirlo.
La vida reclama
un habitante.
Es cóncava
y yo convexo.
Yo camino desnudo
por toda la casa,
y llego vestido
al día siguiente
de más horas.
Soy un hijo
de mí mismo
que embarazó
del día.
Yo no soy un vago.
Quiero a la vida
igual que a mi madre
y a mis hermanos.
Felizmente
mi madre no sabe
que mañana no saldré
a buscar trabajo.
La verdad es que no
he encontrado nada hoy
en el periódico.

Yo no soy un vago.
Simplemente tengo
una cita con el día
que no ha podido
arrebatarme aún el trabajo.



Miércoles 4 de abril del 2012


No he tenido hasta hora una visión
de mi futuro.
Sólo veo a Margareth
caminando con una hoja en la mano,
como ella suele caminar siempre:
dejándose arrastrar por las letras.
Sé que soy feliz y que debo serlo
porque la vida me gusta y me debe de gustar siempre.
Hasta ahora mis hermanos no me han tratado mal.
Sólo mi hermano menor se olvidó
ayer
de que yo también almuerzo.
Sé que en una semana
comenzarán a reclamarme
por quién va a pagar la luz, el agua
o el gas.
Sé que mi madre plañirá en algún rincón escondido
por mi desgracia.
Sé que mis hermanos dirán: “!Ese ocioso!”
Yo sin embargo, seguiré siendo feliz,
sin extrañar el dinero ni la buena vida,
haciendo arroz, friendo huevo,
y viviendo de lo que sobra del vuelto
de las compras que me mandan a hacer
mis hermanos.
Seguiré escribiendo, enamorado,
seguiré pensando en salir los sábados,
visitar a mi madre y a mis hermanas los domingos.
Seguiré siendo feliz (no sé por qué
y sin tener una visión de mi futuro)
a pesar de los golpes en el alma


y en este pequeño estómago.





Oscar Perlado Rodríguez: nació en el Callao en 1981. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Federico Villarreal, donde además conformó el grupo poético Jade en los años 2000. En el año 2009 publicó su primer libro “Mundo de Papel” con Dexeo Editores y en el 2013  su segundo libro “Cárcel de palabras” con la editorial “Vivirsinenterarse”.


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