Hasta hace algunos años atrás no sabía sobre la poesía de Leda Quintana Rondón, y seguramente el lector seguirá sin conocer de ella, pues hoy la presentamos. Debemos decir que Leda tiene poemas publicados en diversos medios y que andamos a la espera de su primer libro. Participa en diversos festivales en Lima y provincias del interior del país, así como en recitales que acontecen en el variado circuito limeño. Disfrutemos de este puñado de versos que nos comparte para la lectura y disfrute del visitante de nuestro blog.
MARTÍN
EN CHAYARA
A
mi abuela yauyina Autbertha Chaupín García
y a su hijo Martín, mi padre
El
corazón de mi madre es una caverna
Allí nos guarecemos del frío
Mis hermanos y yo
Pétreo y celeste es el útero
Desde donde escribo este poema.
Madre remueve la tierra
Siembra en mí guijarros oscuros
Me riega con sus sudores
Quita mis malezas
Barbecha con cuidado mis surcos.
Yo crezco entre los molles
Con las voces de cedrones y retamas
Dibujo y abro ventanas en la cueva
Excavo túneles.
Me pierdo en los laberintos de Chayara
Allí queda la chacra de mis padres
Una cuesta de piedras donde escucho
Batallas de cerros, risas de acequias.
Allí empecé a leer mi tierra
Los silencios de mi cueva
Los abismos y sus constelaciones.
Allí nos guarecemos del frío
Mis hermanos y yo
Pétreo y celeste es el útero
Desde donde escribo este poema.
Madre remueve la tierra
Siembra en mí guijarros oscuros
Me riega con sus sudores
Quita mis malezas
Barbecha con cuidado mis surcos.
Yo crezco entre los molles
Con las voces de cedrones y retamas
Dibujo y abro ventanas en la cueva
Excavo túneles.
Me pierdo en los laberintos de Chayara
Allí queda la chacra de mis padres
Una cuesta de piedras donde escucho
Batallas de cerros, risas de acequias.
Allí empecé a leer mi tierra
Los silencios de mi cueva
Los abismos y sus constelaciones.
EL
POZO DE HUASTA
“Puede cambiarse de ciudad,
mas
no puede cambiarse de pozo (…)”
I
Ching- El libro de las mutaciones
En el
fondo de las aguas
del
pozo de Huasta
viven
mis hijos muertos.
Durante
años corté la cuerda,
escondí
las cubetas,
hui a
la capital,
caminé
partida y sin ojos
para
no ver los ecos
de sus
voces púrpuras
en la
niebla limeña.
El
ruido de la guerra me silenciaba
(yo me
tapaba los oídos
para
no escucharlos
ni
escucharme)
Ya han
pasado muchos años…
ahora
soy una anciana,
una
maestra rural jubilada
que
vende tocosh en Neoplásicas.
Nunca
aprendí a cocinar
pero
hago mazamorras
para
los enfermos de cáncer.
Todas
las noches
viajo
hasta el pozo de Huasta,
me
sumerjo en sus aguas
para
ver a mis hijos muertos
abrazarlos
y pedirles perdón,
recomponer
sus pedazos
y unir
cada uno de sus vestigios
en una
sola boca de Luz.
CASA UMBRÍA III
A
Rosalía y a Celia, mis raíces maternas ancashinas, “cuando eran niñas“
Abril siempre fue el mes más
bello
desprende sótanos
Una
lámpara debajo de las frazadas
hiende leda un denso tul
La niña
ovillada en su cama
Grita
sin voz
Pide
ayuda
No
puede hablar
Pero
lee
respira
ecos
oscuros, sonámbulos
del
lugar más alejado de la quinta
La
niña camina
A tientas
es de
noche
llega
a su tercera casa
respira
la luz de su Cordillera Negra
abre el
zaguán de la casa de Huasta
mira
el pozo en el que se cayó su hermano
-y su
hermana muerta -
escucha
el granizo
una
rueca en movimiento
el
huso de silencios de su abuela que ahora fuma
Un
oráculo
-la
humareda-
las
cenizas caen como anillos y collares
con
ellas la anciana unge los dedos
y el cuello de la nieta
cierra
los ojos
sus
manos arrugadas
hilan
con vigor
versos
en el aire
un
tejido en tres tiempos:
el
primer esposo perdido
sus
seis hijos
(dos
murieron casi al nacer)
su
segundo esposo
un único
amante al que nunca volvió a ver
su
nieta con la que duerme todas las noches
un
bisnieto de abril
una
hermana perdida
La
abuela Rosalía vuelve a prender su cigarro Inka
Lee lo
que vendrá
Y
escribe
Hojas
perdidas de su corazón a pie
Sus
manos cuidan flores en su nueva casa de Jesús María
Sus
manos enseñan a su nieta
A
hilar una nueva casa
Una
casa con zaguán / sótano/ muchas ventanas
Hilar
Porque
urge púrpura la niebla
Y hasta la desesperación requiere un cierto
orden
Una
mujer de cabellos negros y largos
se
encuentra con la niña
Ellas
escriben juntas
-con
la saliva de sus madres y de sus abuelas-
intentan
hilar/se
y con
los ojos de las cenizas
de
todas sus casas en sus manos
Navegar
LEDA QUINTANA RONDÓN
Es educadora y poeta. Se ha
desempeñado como co -coordinadora pedagógica del Proyecto “Escribir como
lectores”-Perú (Fundación SM, Comunidades letradas, Aele) y asesora del
proyecto Aulas lectoras de Cpur (Juliaca). Ha participado en algunos recitales
y festivales de poesía como el de “Chepén Chepén”-VII edición (2016), Antifil y
Caravana de la Poesía (2017). Ha
publicado materiales educativos diversos y ha coordinado dos muestras de poesía
peruana escrita por mujeres. Algunos de sus poemas han sido publicados en
revistas limeñas como Ínsula Barataria,
Ojo zurdo; en la plaqueta Con esta boca, en este mundo y en el
fanzine 8M - Perú.
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