Las nuevas voces se van abriendo camino en la poesía peruana, participando en diversos recitales, formando grupos y realizando publicaciones colectivas. de esa forma están apareciendo voces interesantes y nuevas que van dando forma al panorama actual de la literatura.
Adrían Domínguez Chávez aparece en este nuevo siglo dejando testimonio con sus poemas, sus recitales y su presencia en festivales, que hay mucho por escribir aún. Aquí ofrecemos un ramillete de textos del poeta huancayno para la lectura y disfrute del lector.
EL VUELO DEL CÓNDOR
Julio
verá volar al cóndor
entre
los andes de tu cuerpo;
cauteloso,
extenderá las alas
y
encontrará en tu ombligo
el
motivo de su libertad;
entonces,
solamente entonces,
tomados
de las alas
elevaremos
nuestras pasiones
hasta
las cumbres serranas,
allá,
donde se pierden los amantes
para
encontrar abrigo el uno en el otro;
nos
iremos a perder también nosotros;
unidos,
juntitos en la arena de un nido
hasta
la entrada del sol naciente.
Julio
verá volar al cóndor;
volar
en busca de tus dedos,
tus
pies, tus manos,
tu
cuerpo imponente en los cielos,
tu
mirada de fuego;
en la entrada de tus pupilas,
de
tus ojos, de tus labios,
siempre
tus labios,
donde
comienza el vuelo del cóndor.
AMOR MESTIZO
Hoy
visto con túnicas púrpuras
Y
sandalias doradas
Las
mismas que en despojos
Quedarán
tras las cortinas
De
ventanas empañadas
Por
el aliento de dos cuerpos enlazados
En
el vaivén intenso
De
una eterna entrega
Me
envuelvo en las alas
De
un ángel y su último
Y
primer pecado
Cometido
con los ojos
Esos
ojos benditos llenos de fuego
Que
mezclaron al inti y a la hija del misti
Y
qué importa si nuestro amor es mestizo
Si
hasta la muerte es mestiza.
Hoy
visto con túnicas púrpuras
Y
sandalias doradas
Y
antes de quedar con mi alma al desnudo
Siento
el aroma de tu cuerpo
Polvos
mágicos hechizando mis deseos
Hoy
visto con túnicas púrpuras
Y
sandalias doradas
y
qué importa si me ahogo en mi locura
O
en la locura de éste desvarío
Si
lo único que importa
Es
perderme en ésas alas
Y
en el pecado
De
un ángel.
RULETA
RUSA
Estoy
tocándole las puertas a Dios
mas
el cielo me ha sido negado
Pues
me encuentro en el infierno de tu abandono.
Dónde
quedaron las sábanas
que
envolvieron nuestros ardores
o
las almohadas que compartieron nuestras visiones;
allá
quedaron los mates que no tomamos,
los
cigarrillos, las cervezas, el vino, el café,
la
música que acompasaba nuestra entrega.
Quedó
impregnado tu aroma en mis poros
dejándome
el calor de éstas lágrimas
que
me niego a derramar
pues
mi alma está seca
como
mis venas,
como
mis labios sin tus besos,
como
mi voz que te llama tintina,
tintina,
tontina, tintina.
Solo
me queda un último aliento
para
dar esos pasos que desean escapar
hasta
llegar a las puertas del cielo
y
jugármelas todo por el todo…
ruleta
rusa, qué más da
si
seguiré ardiendo
en
la hoguera de tu recuerdo,
si
seguiré muriendo
aun
estando vivo.
Ruleta
rusa, qué más da;
brindemos
con la muerte,
brindemos
por este adiós
que
no pinta más recuerdos
y
toquemos una vez más
las
puertas de ese cielo
que
me ha sido negado;
juguemos
ya, Ruleta rusa
qué
más da..
SI MI
MADRE SE ENTERARA
Si mi madre se enterara que ando
engañándole a la vida,
Cómo el engaño ése de que ya no
bebo una sola lágrima
Convertida en vino añejado en los
barriles de mi tormento,
O como aquel que ya no me fumo los
recuerdos
De momentos vividos tan solo en mis
alucinaciones.
Si tan solo se enterara que los
antidepresivos son mejores con trago
Y que me los bebí así, como se bebe
a la vida,
De sorbo a sorbo, disfrutando el
sabor amargo
Que poco a poco te destroza el
alma.
Si mi madre se enterara que le hice
el amor a la muerte
Mientras tocaba el seno excitado de
la vida;
Y la muerte, en venganza por mi
engaño,
Se negó a llevarme con ella,
dejándome pendido de mi corbata.
Si tan sólo se enterara que he
dejado la camisa blanca
De mi comunión con Dios
Cuando dudé de mi propia
existencia;
Que mi sonrisa no es más que el
rezago de mi tristeza,
Que mis demonios se me salen por
los ojos
Cada vez que me miro al espejo;
Si se enterara que fui inmensamente
feliz
Cuando escribí mi más sincero padre
nuestro;
Que mi verso es el vómito de un
sinsentido;
Que no soy poeta pero vivo como
tal,
Cagándola cada vez que puedo
Cagar, cagarla y re-cagarla
Pues es lo único que hacen los
poetas
Cagarse la vida, el amor, el
futuro, su andar.
Si mi madre supiera que ni cagarla
bien puedo;
De seguro lloraría sin consuelo
Buscando elevar una oración
Por el regreso de éste barro que ha
dejado de pensar
Y tal vez yo volviera a casa
Cual hijo pródigo a su hogar
Desistiendo de éste mi capricho
De llegar a ser poeta.
Danny Adrián Domínguez Chávez.-
(Huancayo - Perú, junio 1986) Abogado de profesión y artista por pasión;
integrante del Movimiento Cultural DosAmarus, integrante de la comunidad
artística Templo Furor, ex integrante del elenco de teatro universitario UPLA
bajo la dirección de André Flores Vargas, fundador de TEATRO SOTTOOMBRA e
integrante de la compañía teatral EXPLOSIÓN-ARTE y de Reacciona Huancayo; ha
participado y organizado encuentros de teatro universitario, recitales poéticos
y eventos culturales, co-organizador de las primeras muestras de arte
independiente REACCIONA HUANCAYO, entre otros; se ha desempeñado como
tallerista de teatro y dibujo - pintura en diversas instituciones privadas
como PRO-NIÑO y otros. Autor de plaquetas poéticas conjuntas como Tres nombres
para todas (con David Barzola y Enrique Caro), Cazando Plumíferos (poesía y
narrativa con David Barzola, Enrique Caro, Carlos Calle y Sofía Cárdenas) y la
plaqueta personal Punto Final, autor también del libro de dramaturgia “La
Imagen de Dios”.
EL CÓNDOR
ResponderBorrar(Cuartetos endecasílabos)
Centinela de montes colosales,
tú que viajas al sol del alto cielo,
eres sombra fugaz en negro vuelo;
vertical horizonte, tus umbrales.
Aconsejas los “apus” milenarios
que vigilan las cimas venerables.
Por tus ojos, abismos insondables,
revelaron sus mitos legendarios.
Remontando celestes infinitos
vas surcando con vuelo majestuoso,
cordilleras que vences, poderoso,
con los giros eternos de tus ritos.
Tú volaste las cumbres y los hielos
en la siembra de nidos y sagrarios,
y escuchaste los himnos libertarios
por las sierras vecinas de los cielos.
Al espacio despliegas tu bandera,
cual enseña del Pueblo Americano,
y nos trazas el rumbo del arcano
de vivir superando la frontera.
Hoy son quenas los cantos de mis versos
y mis ritmos compases de tambores
que se elevan en pos de los albores
que crearon alados universos.
Carlos Oyague Pásara