Por Ronald Urbina (poeta y narrador)
Mucho he escuchado acerca de la
escritura creativa. En mis clases de literatura con Hildebrando Pérez siempre
le he escuchado decir que el escritor debe incorporar lo lúdico a la estructura
literaria y romper los esquemas de la literatura tradicional o canónica. Solo
así se puede ir más allá de las fronteras visibles y abrir nuevos horizontes
para el lector y para la literatura misma. Sin embargo, romper con los esquemas
y cánones implica, de alguna manera, ganarse cierta antipatía de los que,
Hildebrando llama, “los duros de la literatura”. En este sentido, el poemario El poeta y el sapo y otros poemas (más un
poema cantinero) de Mario J. Ávila Rubio, es un libro ante todo renovador.
Por qué rompe con los esquemas tradicionales de la poética y nos presenta una
nueva forma de hacer poesía. En todo el libro podemos sentir y observar
elementos lúdicos. ÉL que no me crea, le invito a leer el título del libro.
Ávila, con este poemario, le da
un respiro a la literatura tradicional y la renueva con novedosas expresiones
poéticas, rompiendo los viejos moldes establecidos. Esto me hace recordar a la
teoría de “tradición y ruptura” propuesta por el premio nobel mexicano, Octavio
Paz. Sin duda alguna, El poeta y el sapo
y otros poemas (más un poema cantinero), entra en la categoría de ruptura,
para que, luego de algún tiempo, quien sabe, se vuelva tradición. Solo el
tiempo lo dirá.
Mi intención no es hacer que este
comentario, acerca del poemario de Mario Ávila, se confunda con una apología.
No se trata de alabar un libro de manera subjetiva, sino que al contrario, como
buen estudiante de filosofía, hacer uso de la razón para defender mi propuesta.
En los párrafos anteriores he llenado de halagos el libro citado. Sin embargo,
a pesar de la teoría de lo lúdico y, de la tradición y ruptura, estoy seguro
que aún no queda muy claro porque este libro es considerado por mí, como una de
las mejores lecturas que he tenido este 2017. El poemario El poeta y el sapo y otros poemas (más un poema cantinero), se
compone de 4 partes, más dos poemas adicionales; uno al inicio y otro al final.
Cada una de las partes es más creativa que las otras. Por ejemplo, tenemos
nombres como Mamut y Ox, en la segunda y tercera parte respectivamente. Es
desde los nombres (título de la obra y nombre de las partes) que al autor
empieza a jugar con las palabras. Pero, ¿qué quiere decir Mamut, u Ox? Ni yo
mismo lo sé. Cada vez que vuelvo a leer los poemas que componen esas dos partes
mi mente imagina de mil maneras a Mamut y sobre todo a Ox. Hasta ahora no he
podido dibujar la silueta de Ox en mi mente, y eso, es lo que hace de este
poemario algo sin igual, pues cada vez que se relee es un renacer de la
imaginación y un juego permanente con las palabras. Las demás partes que
componen el poemario es una amalgama entre refranes, dichos, fábulas y
personajes. Como por ejemplo, Cleopatra. En donde, incluso, se hace alusión a
los viejos pero inacabables poemas homéricos, como el poema Mi Ítaca.
Sin duda, el poemario El poeta y el sapo y otros poemas (más un
poema cantinero), de Mario J. Ávila Rubio, es un libro que recomiendo a
todos los lectores que quizá, agobiados por la tradición, necesitan un respiro
de nuevos vientos, que llegan de la mano de este autor. En la contratapa,
Casimiro Ramírez Tenorio, escribe lo siguiente: “Es un libro hermoso en el que
los instantes aparentemente triviales se iluminan como un relámpago y nos dejan
ciegos por un momento, y cuando volvemos a abrir los ojos, las cosas ya no se
ven como antes.” Y no lo dudo, después de este poemario, la literatura, para
mí, ya no es la misma.
GALILEO
“La mañana es hermosa”
escribió el aprendiz,
y le cayeron encima
las observaciones
de su preceptor.
“La principal tarea del poeta
—dijo—
es evitar los lugares comunes”.
Y corrigió:
“La mañana es una dama enamorada”.
Después miró a su discípulo,
quien lo aprobó con una sonrisa.
Mas, luego
dijo entre dientes:
“Cierto,
pero sigue siendo hermosa”.
EL POETA Y EL
SAPO
Escribiste varios poemas
que gustaron a mucha gente.
Mas no faltó una persona
(o un sapo)
que, no contenta con disfrutarlos,
te pidió le explicaras
la técnica en tu poesía.
Vi que te turbabas
ante tal solicitud
y tu explicación no se entendió.
Ojala te hubieras quedado ahí,
pero caíste en la trampa.
Desde entonces te dedicaste a elaborar tu “Poética”
y cuando, luego de largo tiempo
y arduo trabajo,
la tuviste lista,
al fin fuiste capaz
de explicarle a la persona
(o el sapo)
lo que una vez te solicitó.
Mas, desde ese momento también,
ya no pudiste escribir nuevos poemas,
a pesar de que aplicaste las técnicas
del excelente manual que habías creado.
Caíste en la trampa, amigo,
casi como el eximio ciempiés bailarín,
querido y elogiado en toda la selva,
a quien cierta vez un sapo
(o una persona)
le pidió que le enseñara
cómo hacía para danzar de esa manera,
y que por dedicarse a explicarle
cuál de sus cien patas alzaba primero
y cuál después,
no pudo bailar más,
mientras el sapo (o la persona)
reía satisfecho.
EL POETA Y EL SAPO Y OTROS POEMAS (MÁS UN POEMA CANTINERO)
MARIO J. ÁVILA RUBIO
Editorial Bracamoros, 2016 de
Casimiro Ramirez Tenorio
febrero de 2016
Un comentario ameno, fresco y lúdico como lo que aparentemente es el libro de MARIO J. ÁVILA RUBIO( desde su título). Habrá que leerlo. Gracias Ronald Urbina y gracias a Michael Alberto Jiménez Melchor por acercarnos a tan buena lectura.
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