Norman Mendoza es una voz que ha ido trabajando sus textos de una manera discreta, sin embargo su Mención Honrosa en el COPÈ y un par de libros publicados, dan fe de su trayectoria que sigue en curso. Vecino de Villa El Salvador, es una muestra de que en nuestro distrito tenemos varios nombres que pueden resaltar y dar testimonio de la poesía en el Sur de Lima.
Disfrutad de sus poemas.
cuerpo de amar
ella había una vez y se
iba,
había y cerraba la
puerta,
había las canciones,
había una fiesta con
sus ropas,
se había ella misma
y me había contra ella
tatuado en el muro.
ella había una vez,
me había al oído una
historia
que se había de mí
y luego se había con
sus ropas,
se había sonriendo y se
iba.
ella había una vez,
había todos los días
una vez.
pájaros
para jorge, pablo y josé
Fa con Mí, Sol con La. doblo notas
con el acordeón y el violín hundidos en el pecho.
como jorge escribo afinados pájaros en el viento,
como jorge desde mi silla danzo la noche.
Fa con Sol, Fa con Re
y tan sólo el arlequín vuela el aire en una
cometa.
la música es de un sólo color en la ciudad,
el arlequín es de mil colores frente a mí.
Sol con Re y Mí sin Fa, pájaros deshilados
y un abrazo de luna se agita.
Do con Re, con Sol, con Fa sino sin mí.
quiero tocar el sueño la vida se va,
sólo
queda el flaco violín.
doblo pájaros con el corazón
doblo el corazón en muchos pasos
para alcanzarte
para alcanzarte
doblo el corazón en muchos pájaros.
un cuadro de chagall
tú y yo si fuimos ya no se sabe,
ni la mentira se recuerda cuando está sola,
ya ni la verdad nos envía cartas de agua.
tú y yo qué fastidio toda esta luz,
si éramos seres ocultos en lo oscuro del negro
felices hojas secas atadas en la berma
para qué empezaron las verdades.
si alguna vez estuvimos sobre la vereda en mayo
si quisimos la huída el hundirnos hasta los sueños
y olvidar la ciudad ondulante y colorida
entonces sí fuimos, entonces el roble sonríe,
la callecita nos pertenece, fotografiamos al sol:
se nos veía ridículos y espléndidos arañados
en una pintura de Chagall en ese verano.
si alguna vez nos separamos y matamos nuestros nombres
y llegó la tormenta que arrastró a todos los seres
haciéndolos polvo y viento chocando contra anaqueles
entonces no nos acordamos,
y soy capaz hasta de creerme que todavía
con un poco de café y un cigarrillo,
y si a veces juntábamos las pieles contra el frío
y el amor contra los vitrales ya qué vale decir
pero acaso olvidando te recuerdo o hago distinta,
nos hacemos diferentes en el mes cualquiera
a cualquier tardecita acurrucados como pájaros.
quién nos recordará si ya no hay nadie,
nadie en la terraza ni en las fontanas a medio pueblo
ni a medio puerto ni esperando que el tiempo
haga una voltereta y nos imprima
como en ese bendito cuadro de chagall.
ya ni para el olvido tenemos importancia
nos deja pasar como una noticia para ciegos,
una pelota perdida.
grandes éramos gigantes pétreos extensa sombra,
éramos la estructura infinita de una risa,
el aglomerarse en calor y color, un destello,
en ultramar, un bendito volcán en el granizo
un geranio de ingenio y ganas, dos animalitos.
si fuimos ya nadie se recuerda,
ser uno solo lo destruye todo,
cuando éramos un nombre y lo partes ya no dice,
somos distintos porque ya no se sabe
o porque ya nadie ni siquiera nos olvida
ya nadie nos identifica entre las cenizas
nos hemos perdido para siempre en este cuadro.
la niña del puente
todavía no se ha lanzado el día de
hoy
está recogiéndose el cabello hacia
atrás
como despejando una duda repentina
no sé qué piensa o sueña o sólo va
porque esta mañana
es la misma bendita mañana de toda
la vida
una diaria función del amor y el
dolor abrazándose
ella sube los peldaños sujetando su
cartera
como si la luz se la fuera a
arrebatar antes del acto central
todavía no se ha lanzado el día de
hoy
está igualita que ayer el mismo
traje talle
brumosa
y lleva consigo los tres únicos
poemas
que escribió en el tiempo único que
le brindó la vida
ella anda
avanza por el puente sin dejar más
huella que frío
con su mueca de fantasma que
intenta sonreír
con esa inocencia del que todavía
no extraña
a mitad del puente la ciudad es
otra
la vida sigue siendo la misma
ella toma esperanza prestada de los
zaguanes y baúles
ella recuerda algunos versos
todo viaje es movimiento viaje es
volar
cada vez que amas eres lo que amé
pero creer en lo que se escribe ya
no es suficiente
todo lo que se anhela será
deleznable
y sólo se empieza a creer en lo
perenne
cuando ya no hay salida
todavía no se ha lanzado el día de
hoy
desde la baranda ella observa
la ciudad es de quien la mira dicen
y de algo hay que empinarse
para mirar qué tan solo se puede
vivir
la vida es de tan pocos
todavía no se ha lanzado el día de
hoy
porque se puede dudar dos veces
porque se puede morir en el infinito mismo.
Norman Mendoza Roca. (Lima,
1977) Egresado de Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Premiado en Juegos Florales y Deportivos Facultad Educación, UNMSM 1998.
Premiado en la Bienal de Poesía Estación Compartida, 2002. Finalista en Premio
Poesía Erótica Peuana Carlos Oquendo de Amat 2003. Finalista en Concurso de
Poesía Dedo Crítico" 2004. Así como finalista en Premio Copé de Poesía
años 2003 y 2005. Mención Honrosa Premio Copé de Poesía 2007, entre otras.
Tiene publicados poemas en Dedo Crítico, Taller de Poesía, Lhymen, Bocanada,
entre otras revistas del medio. Ha sido publicado en las Antologías de
ganadores y finalistas del Premio Copé años 2003, 2005, 2007. Junto con el
grupo poético Artesanos, del cual fue integrante, publicó en el 2003 el libro
En la Orilla del Ocio, bajo el sello Arteidea Editores. En el 2014 publica el
libro de poemas El libro de los suicidas, bajo el sello de Hipocampo Editores.
Ha participado en diversos recitales en diferentes espacios culturales tales
como El Centro Cultural España, Centro Cultural Antares, la UNASAM, etc. En el
2016 fue invitado al 2do Festival de Poesía de Barranco. Actualmente se
encuentra abocado a labores alejadas de ámbito literario y educativo.
EL CÓNDOR
ResponderBorrar(Cuartetos endecasílabos)
Centinela de montes colosales,
tú que viajas al sol del alto cielo,
eres sombra fugaz en negro vuelo;
vertical horizonte, tus umbrales.
Aconsejas los “apus” milenarios
que vigilan las cimas venerables.
Por tus ojos, abismos insondables,
revelaron sus mitos legendarios.
Remontando celestes infinitos
vas surcando con vuelo majestuoso,
cordilleras que vences, poderoso,
con los giros eternos de tus ritos.
Tú volaste las cumbres y los hielos
en la siembra de nidos y sagrarios,
y escuchaste los himnos libertarios
por las sierras vecinas de los cielos.
Al espacio despliegas tu bandera,
cual enseña del Pueblo Americano,
y nos trazas el rumbo del arcano
de vivir superando la frontera.
Hoy son quenas los cantos de mis versos
y mis ritmos compases de tambores
que se elevan en pos de los albores
que crearon alados universos.
Carlos Oyague Pásara
Leo emocionado los poemas de mi paisano Norman Mendoza. Limeño y peruano como yo. Abrazos.
ResponderBorrarEl poema de ati mi amiga de jose jaime quiroz
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