LES GUSTA VENIR POR AQUI

domingo, 19 de abril de 2020

5 POEMAS DE ETHEL BARJA CUYUTUPA




Hace buen tiempo que en nuestro blog queríamos compartir poemas de Ehtel Barja, no resistimos más el tiempo y aprovechamos estos días para osar comunicarnos con ella y solicitarle algunos poemas que pudiera compartir con nosotros y que además pudiéramos entregarles a nuestros lectores. De aquel envío os dejamos con este puñado de poemas que van demostrando la calidad de la poesía que viene desde el centro del país, y que nace en los dedos de la poeta para plasmarse en el papel y deleitarnos a través de este medio literario. Compartimos queridos lectores para que ustedes conozcan el trabajo de Barja y disfruten.



núcleo

ocupar la tierra es desocuparla
removieron las estrellas polares
traficaron con sus nombres
no solo abrieron la zanja y dejaron fermentar la piedra
vino antes el rito
echaron fuera el polvo
marcaron con sangre los caminos

transcurridas las cuarenta noches
llega la voz de Gea en un hilo de carne
asentarse no es colmar el suelo que horadaron nuestros padres
no es palpar el cimiento sin sentir su quemadura
asentarse es no asentarse
es tomar de cuajo el temblor del hueso oculto bajo la superficie
asentarse es agitar el arco firme y la fractura 
es abrir los surcos en las avenidas
demoler los muros uno a uno
retorcerse  como las capas de  la tierra
sostener el arriba henchido como el cauce de los ríos
abrirlo palmo a palmo y hacerlo  g
                                                           i
                                                           r
                                                r   a
               hasta que boca abajo y sudoroso
          vea su dorso diluido
    lleve sus pasos hacia el este recién segado
y vea sin sorpresa el territorio que bulle


De Gravitaciones (Paracaídas Editores, 2013)


*

Busco mis ojos infantes,
los acordes sin cuna.
Más allá su cuello germina.

Sordera canta en la espesura:
«La representación es solo un movimiento,
su verdad habita escasas correspondencias
de duración y heridas».

La maleza se abre paso en mi piel.
Las cicatrices me muestran el camino.
Mis plantas se hacen ojo de este bosque.
El mutismo abarrotado de estridencia.

Templada su voz, Sordera atiza una fogata,
ha reunido los carbones.
El humo me alcanza, agradezco y lo sigo.
Ella me besa, me incendia los ojos:
«Es preciso ir más allá de los cuencos de luz,
espera al otro lado la aspereza de la forma».

Resbalan lentamente también mis oídos,
la negación perpetua como la sombra de cada objeto,
su densidad escala el pecho, anida sin prisa,
abierta ya la hora sin inicio, sin fin.

Sordera enciende las velas
el plural del afuera atraviesa mi orilla
abrazo la implosión de la escucha.

De Insomnio vocal (2016)



 *

NO HABÍA se recostaba en la estepa como para escuchar un latido mientras zurcía sus ropas. Alzaba su voz como la última actriz de esa pampa y recitaba sus líneas a las hierbas que arrancaban sus cuellos del suelo. No había respiraba como una liebre desorientada, adivinaba el arriba y el abajo con la furia creciente en su pecho. Maldecía nuestro paso sostenido, nuestra inacabada sombra. No había despreciaba nuestros ojos expectantes, nuestra lengua alerta. Nosotros avanzábamos en su territorio ahuecado. No había era los relojes detenidos y nosotros la negra enredadera escalando su miedo. No había lavaba su rostro a todas horas deseosa de arrancarse la piel segunda y nosotros arañábamos un zumbido en su lengua. No había quería su cuarto propio y a veces miraba con ternura. No había solo deseaba un espejo, y no se lo dimos. Tuvimos miedo de que se tragara a sí misma en negación prolongada, en su canto negro. No había corre por siempre y dice incansable no estar; y nosotros vamos tras ella minuto a minuto ebrios de su No.


Insomnio vocal (Alastor, 2016)


  
Día 26

O mantienes su movimiento o lo pierdes.
Todo consiste en hacer más hondo
lo ya sumergido;
en arrebatarle sus temores,
en hacer de su inflexión
una mano firme
para la asfixia.

O lo despiertas de una vez o lo entierras,
como esas células al rojo vivo,
abrigadas en tu pelo.
Esa glándula suicida
haciéndose espacio a toda costa.

O lo extirpas sin culpa o creces con él, en él,
a través de su lengua;
porque, tú sabes,
la gramática del espacio te obliga a elegir.

Es un horizonte insaciable,
engulle lo inmediato y lo infinito.
Las arterias vigilan
toda ruta imposible,
todo atajo.


Travesía invertebrada/Rambling Journey seguido de/followed by Wandeo (Alastor, 2019)


Día 27


A veces viajar
es acariciar un avezado plumaje
y la altura de su vuelo
antes de tiempo.
Desear geografías prohibidas,
tocar líneas imaginarias
dentro y fuera de la culpa;
y de cuando en cuando
ver un cuerpo niño en la orilla,
en la bisagra perversa
de la esperanza y el miedo.


Travesía invertebrada/Rambling Journey seguido de/followed by Wandeo (Alastor, 2019)



Ethel Barja Cuyutupa

Nació en Huanchar (Santa Rosa de Ocopa), Junín, Perú en 1988. Es autora de los libros Trofeo imaginado entre dientes (Antología del Premio Nacional Juvenil de Poesía –SENAJU, 2011), Gravitaciones (Paracaídas Editores, 2013; edición bilingüe 2017), Insomnio vocal (Alastor, 2016), y Travesía invertebrada/Rambling Journey seguido de/followed by Wandeo (Alastor, 2019). Su escritura ha sido incluida en Voces al norte de la cordillera: Antología de voces andinas en los Estados Unidos (Sonicer J, 2016) y en las publicaciones periódicas Inti, Hostos Review, Los Bárbaros (EE.UU.), Stadtsprachen Magazin, Lateinamerika Nachrichten, alba.lateinamerika lesen (Alemania) y Revista Lucerna (Perú). Recibió el Premio Cartografía Poética 2019 (Perú) organizado por la editorial Lumpérica CartoneraHa sido traducida al inglés, francés, alemán y portugués. Es licenciada en Lingüística y Literatura por la Pontificia Universidad Católica del Perú y maestra en Literatura Hispánica por la Universidad de Illinois en Chicago. Actualmente, vive en Providence (EE.UU.), donde estudia un doctorado en Estudios Hispánicos en Brown University, desde donde dirige Gociterra, portal de crítica, creación y traducción.

1 comentario: