La poesía tiene muchas representantes mujeres, quienes van dejando evidencia física y visual de sus trabajos poéticos, Aquí desde esta plataforma estamos felices de poder presentar a Katherine Estrada Aguirre, poeta con una trayectoria y reconocimiento, participando en festivales a nivel nacional, quien además dirige la editorial "Tribal" haciendo ediciones realmente bien cuidadas que han llevado sus libros a diversas partes del país y fuera de las fronteras nuestras. Dejamos un ramo de versos de Katherine para que nuestros lectores continúen conociendo a los autores peruanos. Sobretodo lo que actualmente se viene escribiendo en las letras peruanas.
Alegoría intrínseca
Soy vida, mientras seduzca a la muerte,
soy viento, mientras que mi fuerza
cause temblores en las entrañas de otro ser.
No intenten saludarme,
he visto su pasado arrastrarse por mi puerta
unidos de los talones por cadenas blandas.
Coagulantes me esquivaron.
Observándolos me soñé sobre un trono granate,
guiada por ángeles y amada por sabios,
¡oh no!
he claudicado ante el amor desconocido.
Hoy las Furias me arrastran a los suplicios de su infierno,
me reencuentro en su vehemencia, sin juzgar,
no soy hija de la eterna noche,
pero me temen,
ellas saben que muy pronto despertaré.
La Cantuta
Garúan las ánimas sobre una conciencia
sórdida y circular,
fratricida, tirano, bestial.
Sus detalles, eran diez,
terminaron bajo la tierra que los procreó,
grises, calcinados, imborrables.
Mancillaron lo vespertino
de sus criterios,
caminando en fila india,
tejieron fragmentos quejumbrosos
sobre los talones de una novela negra
que alguna vez los marcó.
Lágrimas humanas, hermanos míos.
Hoy persisten en la belleza de nuestra flor nacional,
y en su impunidad, la culpa.
Peruanitos
Me reciben pequeños,
pero ninguno corresponde
a mi fascinación,
no me miran porque aún no
se ha fecundado
el odio en sus tiernos
lados,
sólo me repasan recelosos
desde la arena abonada
por el sendero de sus padres,
sobre los desperdicios
que hoy los alimenta.
Creen que los insultaré
y estiran la mano,
lo he visto a menudo.
Ahora soy yo la que no
los puede mirar,
pero calma, no hay porqué
llorar.
¡Corran niños!, aún hay
tiempo,
huyan hacia las dunas de
su imaginación,
allí donde el amor a la
patria te da esperanza...
¿y es que no la conocen?,
entonces, sí hay porqué
llorar chiquitos,
no por ustedes,
son nuestras entropías
las que han surcado sus
manitas.
Mejor vengan aquí,
y brinquen bajo la sombra
del rescate,
cierren sus ojitos,
y acaríciense con tanto
amor
que despierten vuestros
sueños.
¡Achachay!,
sí, ya sé que duele,
pero los sanará…
¿en serio la ven?
les presento a mi reina
pobreza,
la de mi niñez.
Ahora respiren y conozcan
la felicidad.
¿............................................?
Entonces, ¿tenemos que
sonreír?
¡Claro! ¡eso es! rían,
carcajeen,
se los suplico angelitos,
y con su bello estruendo
exterminen,
para empezar,
los tentáculos de los
actos agazapados
y el veneno de las
risitas telúricas.
Háganlo guagüitas,
por cada sueño
enmohecido,
por cada ronquido
serpenteante
de oscuros y espesos
pechos.
Rían así, y sobre todo,
mírense.
Mi Astro
Siempre asocié el aleteo
con el inicio del vuelo de los pájaros,
y el silencio con la
contemplación,
“la luna y la tierra giran
sobre su propio eje”
y tú, mi Astro, girabas y
girabas y girabas,
frente a mis ojos, sobre
mis nervios,
ante mi espanto.
Te arrastrabas de tanto en
tanto
- ¡ignore su llanto! -
hacia las paredes
colorinches, los dibujos famosos,
los castillos de cartón,
aquel Micky Mouse sonriente
dándonos la bienvenida.
Y empecé a ver a través de
tus ojos:
muros insoslayables,
personajes de terror,
centros de interrogatorios,
metodología estándar,
los ´nunca podrá, nunca
podrá, nunca podrá´.
Y empecé a girar sobre mi
propio eje.
El universo de Kevin
El mar atrae mi silencio,
sospecho que ahí se alojan mis más
grandes amigos,
aquellos que me hacen cosquillas
cuando solo yo los veo,
y esculpen mis morisquetas
cada mañana,
mientras escucho una radio de
recuerdos.
Aquí no veo más sombras,
estoy de pie
en la orilla del mundo,
del que una vez escuché
que era “ancho y ajeno”.
Me retiro las prendas que eligió mi madre
esta mañana,
siempre de algodón y sin
etiquetas,
observo la luna iluminando
mis huellas en la arena,
ya no hay más ruido,
solo el rugir de las olas
que me entienden e hipnotizan.
Sé que he llegado al hogar de millones de peces,
de todos los tamaños y colores,
los vi con mi papá en la
tv un domingo,
mientras mi
familia me preparaba abrazos,
que siempre me hacen saltar,
y amarlos tanto.
Hoy que salí tras Él,
imitando sus pasos,
tomé un bus repleto de ánimas
resignadas
con la vida que les había tocado.
Reí, salté, grité, fui humano,
me rechazaron hasta llegar a esta
playa
donde he encontrado
una dádiva para mis pies,
y un refugio para mis oídos.
¡Adiós, ciudad!
te he dejado de respirar,
ahora soy una estrella
que logró ver el rostro de Dios,
quien entiende el
universo de mis sentidos
y me dice fuerte y claro:
“hijo mío, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Katherine Estrada Aguirre / Lima
Comunicadora Social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Editora, poeta y gestora cultural. Dirige desde el año 2012 Perú Tambo Editores bajo su sello Tribal. Organiza el Festival de Poesía de Lima (Desde el 2012 hasta la actualidad). Presentó su primer poemario Intrarrevolución en la FIL Cusco 2016. Ha sido invitada a diferentes festivales nacionales, y ha participado como editora en ferias del Perú y el extranjero.
Palabras que te traspasan el alma, hace volar tu imaginación y alimenta tu mente.
ResponderBorrar¡BRAVO!
Palabras que traspasan tu alma, hacen volar tu imaginación y alimentan tu mente.
ResponderBorrar¡BRAVO!
Todos los poemas de Katherine son extraordinarios pero mi favorito es El Universo de Kevin. Excelente!
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