Desde Huánuco llegan los poemas de Irving Ramírez, poeta y difusor literario mediante "Librescritura" un suplemento que estos últimos meses está teniendo mayor alcance de voces contemporáneas. Como el objetivo de nosotros es difundir la poesía peruana, queremos extender nuestros horizontes y por ello es que la poesía de Irving es precisa en estos tiempos. Leamos de su libro "Al caer de la noche", que el autor ha tenido a bien compartirnos, algunos textos de este poemario y compartamos los versos.
I
Qué flor
tan reacia
a
marchitarse y tan bella.
Desde
sus arterias se niega a la muerte.
Y aunque
ya no circule la esencia
de su
corazón en tinieblas me mira con amor.
II
Ya no
quiero que la voz del mundo, agotada,
me
nombre vivo o muerto.
¡Sol
perpetuo! ¿Tú dirás, Señor? Es tu voz…
No
quiero la llamarada que la quiebra,
ni el
suero vitamínico que la hidrata,
ni
Midazolam que la duerma,
ni
Dexametazona, ni Oxicodona,
ni
Morfina, ni Dios sabrá
por qué
hace las cosas en tantas bocas,
ni el
aliento de las buenas gentes,
ni
tantas flores, ni lunas, ni llantos, Señor.
Ya la veo
muerta entre las sábanas, diciendo:
¡Ya no
más, ya no!
¡Qué
flor para más marchita!
¡Ya no
más, ya no!
¡Qué
horno para más frío!
¡Ya no
más, ya no!
¡Ya no
más, ya no!
Una
mosca envuelta en su zumbido pasa volando, rauda.
Oh,
Señor, ¿acaso es tu voz que la nombra?
III
A las 9:
15 a. m. sucede:
Oh,
música triste, música oscura.
Y mi
pecho, por Dios, y mi pecho que se ahoga.
Mi pobre
corazón que repica entre sombras.
Mil
algodones me hacen besar la dura arena.
Siento
la muerte, la toco, y qué fría está como piedra.
Me muero
contigo, soy feliz muriéndome contigo.
Todo es
oscuro, pero encuentro
a Vanesa
y a su mano tersa como una flor.
Y luego
mis manos, mis manos pasajeras cogidas de tus mejillas.
Y mis
ojos, mis ojos muertos mirando tus ojos sepultados.
A las 9:
15 a. m. sucedió:
Miré al
cielo, y lo miro siempre desde entonces.
Mi amor
te sobrevive, mi amor.
IV
En el
claustro terreno que te aloja
seré
algún día una hiedra subterránea.
Una
hiedra que reptará en la oscuridad de la tierra…
Las flores
y el pasto verde no podrán sentir mis circuitos.
Las
mariposas cederán su vuelo
y las
hormigas, su faena, pero no podrán sentirme.
Y así,
con furia, abriré la sustancia y sentiré su agua, gozosa. ¡Y te llevaré mi luz
con mis raíces!
Con
abrupto arrojo romperé tu madera
para
enlazarme a tus manos, a tu cabellera,
a tu
claridad y a ti, y seré contigo una sola materia.
V
Vamos, tú y yo,
a la hora en que la tarde se extiende sobre el cielo…
a la hora en que la tarde se extiende sobre el cielo…
T. S. Eliot
Al caer
de la noche,
allá
quiero ir, Faustina.
Quiero
ir allá donde me esperas,
con tu
gemelo corazón, yo,
con tus
manos suaves, mi reposo,
con tus
ojos dormidos, mis ojos,
con tu
catarata de sangre, mi sangre,
con tu
ausencia poderosa, mi presencia,
con tus
raíces abiertas, mis piedras,
con tu
jardín de rosas, con mil rosas,
quiero
ir, mamá, allá donde me esperas.
Irving M. Ramírez Flores (Huánuco, 1984)
Docente, escritor, librero, editor, gestor
cultural y corrector de estilo.
Ha
publicado poemas en las antologías Catástasis
(Trujillo) y Abril en los árboles
(Lima), en las revistas Letra Muerta (Huánuco),
Kactus (Huánuco) e Ínsula Barataria (Lima) y en el
suplemento literario Aspaviento
(Huánuco); ha participado en el VII Festival de Poesía de Lima Monte de Goce 2017, y ha sido vicepresidente
de la Asociación Escritores de Huánuco.
En
la actualidad es miembro de la Asociación de Correctores de Textos del Perú
(Ascot Perú); editor del suplemento literario Librescritura; y autor de los poemarios Luz inmóvil, Concierto mío
y Al caer de la noche.
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