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jueves, 30 de abril de 2020

"AL CAER DE LA NOCHE" DE IRVING RAMIREZ


Desde Huánuco llegan los poemas de Irving Ramírez, poeta y difusor literario mediante "Librescritura" un suplemento que estos últimos meses está teniendo mayor alcance de voces contemporáneas. Como el objetivo de nosotros es difundir la poesía peruana, queremos extender nuestros horizontes y por ello es que la poesía de Irving es precisa en estos tiempos. Leamos  de su libro "Al caer de la noche", que el autor ha tenido a bien compartirnos, algunos textos de este poemario y compartamos los versos.


I

Qué flor tan reacia
a marchitarse y tan bella.
Desde sus arterias se niega a la muerte.
Y aunque ya no circule la esencia
de su corazón en tinieblas me mira con amor.

II

Ya no quiero que la voz del mundo, agotada,
me nombre vivo o muerto.
¡Sol perpetuo! ¿Tú dirás, Señor? Es tu voz…

No quiero la llamarada que la quiebra,
ni el suero vitamínico que la hidrata,
ni Midazolam que la duerma,
ni Dexametazona, ni Oxicodona,
ni Morfina, ni Dios sabrá
por qué hace las cosas en tantas bocas,
ni el aliento de las buenas gentes,
ni tantas flores, ni lunas, ni llantos, Señor.

Ya la veo muerta entre las sábanas, diciendo:
¡Ya no más, ya no!
¡Qué flor para más marchita!
¡Ya no más, ya no!
¡Qué horno para más frío!
¡Ya no más, ya no!
¡Ya no más, ya no!

Una mosca envuelta en su zumbido pasa volando, rauda.
Oh, Señor, ¿acaso es tu voz que la nombra?


III


A las 9: 15 a. m. sucede:

Oh, música triste, música oscura.
Y mi pecho, por Dios, y mi pecho que se ahoga.
Mi pobre corazón que repica entre sombras.
Mil algodones me hacen besar la dura arena.
Siento la muerte, la toco, y qué fría está como piedra.

Me muero contigo, soy feliz muriéndome contigo.
Todo es oscuro, pero encuentro
a Vanesa y a su mano tersa como una flor.
Y luego mis manos, mis manos pasajeras cogidas de tus mejillas.
Y mis ojos, mis ojos muertos mirando tus ojos sepultados.

A las 9: 15 a. m. sucedió:

Miré al cielo, y lo miro siempre desde entonces.
Mi amor te sobrevive, mi amor.


IV

En el claustro terreno que te aloja
seré algún día una hiedra subterránea.
Una hiedra que reptará en la oscuridad de la tierra…

Las flores y el pasto verde no podrán sentir mis circuitos.
Las mariposas cederán su vuelo
y las hormigas, su faena, pero no podrán sentirme.

Y así, con furia, abriré la sustancia y sentiré su agua, gozosa. ¡Y te llevaré mi luz con mis raíces!

Con abrupto arrojo romperé tu madera
para enlazarme a tus manos, a tu cabellera,
a tu claridad y a ti, y seré contigo una sola materia.


V
Vamos, tú y yo,
a la hora en que la tarde se extiende sobre el cielo…
T. S. Eliot

Al caer de la noche,
allá quiero ir, Faustina.
Quiero ir allá donde me esperas,
con tu gemelo corazón, yo,
con tus manos suaves, mi reposo,
con tus ojos dormidos, mis ojos,
con tu catarata de sangre, mi sangre,
con tu ausencia poderosa, mi presencia,
con tus raíces abiertas, mis piedras,
con tu jardín de rosas, con mil rosas,

quiero ir, mamá, allá donde me esperas.









Irving M. Ramírez Flores (Huánuco, 1984)

Docente, escritor, librero, editor, gestor cultural y corrector de estilo.
Ha publicado poemas en las antologías Catástasis (Trujillo) y Abril en los árboles (Lima), en las revistas Letra Muerta (Huánuco), Kactus (Huánuco) e Ínsula Barataria (Lima) y en el suplemento literario Aspaviento (Huánuco); ha participado en el VII Festival de Poesía de Lima Monte de Goce 2017, y ha sido vicepresidente de la Asociación Escritores de Huánuco.
En la actualidad es miembro de la Asociación de Correctores de Textos del Perú (Ascot Perú); editor del suplemento literario Librescritura; y autor de los poemarios Luz inmóvil, Concierto mío y Al caer de la noche.

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