Habíamos mencionado anteriormente en el post que hicimos de la poeta Navale Quiroz, sobre la colección de poesía: PIEDRA/SANGRE, dentro de las variadas voces, también apareció el libro "La radio futura" del joven Luis Alonso Cruz, quién tiene algunos títulos en su haber. Participando activamente en Festivales en la ciudad de Lima y diversas ciudades del país, la proyección literaria de Luis Alonso, nos reconforta, pues se va abriendo camino en las letras, dejando su impronta para la posteridad. Desde este último libro "La música del hielo" os ofrecemos unos poemas para que usted lector disfrute.
1
Mientras,
alguien
al otro extremo de la bahía,
teoriza sobre la despedida final.
Tiene
los registros de las voces,
los lamentos al amanecer,
el
canto del gallo.
Y el mar siempre embravecido por sus
muertos,
que se
quedaron con el deseo de
Empezar este viaje, enfrentarse a las mareas,
a un paso de conocer
nuestra infancia:
ese roble en medio de la bahía,
el frío y los peces muertos.
Esa infancia tuvo una raíz
Y sobre ella vinieron otras,
Fueron como Hidras,
Siempre devorándose,
Siempre mirando al cielo,
Siempre esperando el fuego.
Hoy es
medianoche en todos los meridianos,
Sueño profundo en el cuerpo.
4
Y los
hijos….
siempre
fuimos el rezago
para el
fósil del león.
En mis manos y en los brazos llevo
tatuado
La
llave de todo el Purgatorio:
“Nómbrame y luego existo”
Así fue
el deseo de San Marcos (el león) subiendo al cielo,
Así fue
el espacio entre sus vértebras,
donde
hablar,
era dar
vueltas entre ruinas,
Destierros y Llantos.
Y este
fósil también es un recuerdo
del coliseo en Cantabria,
de la agonía,
de la lluvia golpeando la piel
desnuda y la alegría,
un recuerdo de
las ventanas abiertas,
veleros y mujeres
dando vueltas en el Mediterráneo
de los barcos cargados de personas
con sus sonrisas como maletas,
de las flores incrustadas en la roca,
de los cangrejos y su extraña
música.
Pero el
recuerdo es una cáscara de sal,
Se
rompe y sale una voz:
“El fósil siempre ha navegado a pesar de nosotros,
El
fósil siempre fue nuestro padre.”
6
A
Veinte grados de latitud hemos dejado la ciudad del padre,
este
desierto, como espacio de interrogación, tiene otro
nombre:
Sildavia.
Los
relojes repiten el nombre y la ciudad se queda atrapada en
la
arena, rebuscando formas.
Sus
letras son las katanas con las que cortas las lenguas y las
costillas
de todos los seres imaginarios,
desgarran
los paraísos escritos en hojas blancas
y mutilas las estatuas en el jardín.
¿Cómo
te invento, dibujando elipses o con álgebra?,
aquí me
quedo desesperado porque sigo el movimiento de tus
sonidos
y de los peces de tu acuario
pero se
me hace inalcanzable el verdadero color de tus ojos
muertos.
Vamos a
dormir bajo la Puerta del Sol, con ese sabor de vino
añejo a
la fuerza y sintiendo que lo real es un poco más
desfigurado
que el cine y sus amnesias.
Todo
esfuerzo queda en el granito de la acera, en cada fibra de
la
alfombra y los hilos del traje de bodas de nuestra madre
¿A qué
sección del puente puedo mover este recuerdo?
¿Somos
un simple triángulo incompleto?,
Sildavia eres una falsa pasión.
10
El
padre guardó unas fuertes impresiones,
Fotografió
en sus notas,
Las
palabras como ausencias
Y las
imágenes como tormentos:
escribió
“Y este hombre derrotado,
no sospecha, no imagina
que siempre estuvo vencido
desde el útero.
Luego en la escuela,
cuando El emperador llegaba
miraba a todos y él nunca existía
Al principio no te reconociste,
Como el general en medio del cerco
Y Pasaste quemado tus papeles
Tus notas, tus órganos de vegetal
Y si digo,
Barrunto un pensamiento
no hay imaginación que valga,
para que salgas del cerco
Pero entre nosotros,
Siempre hubo un tiempo encontrado
Un reloj
¿pensarás en el jardín muerto?
¿pensarás en tu futuro lleno de
destierros?
Minsk, Kursk
eran palabras lejanas,
sonidos que venían de una caverna.
Ahora son el río, son la muralla
los fusilados
Y este hombre derrotado
¿estará listo para su nueva tumba y la desaparición como
único
recuerdo?”
Miramos
por la escotilla,
seguimos
una roca que se deslizó de nuestros ojos,
caía,
y se
iba desfigurando.
Con
cada trozo sonaba un poema,
El padre
otra vez tocaba el cuerno:
“El sol es despiadado,
con este aire de sal y Mayo,
con nuestra piel que
es solo una pintura,
que disuelve la
saliva de nuestras lenguas
y
las letras que escribimos en la mano.
El recuerdo de los demás es utópico
y cala en los huesos de los vivos.
El sonido del domingo es el acordeón del abuelo.
el aire de este
recuerdo es otra vez ferroso,
no se puede
morir, pero sí respirar a medias.
La escritura es una vuelta al mundo,
El padre y el abuelo son el mismo
niño que ha nacido,
Respiran sobre su cabeza
nuestras cabezas
y por fin descansan
en la piedra labrada en el mar
LUIS ALONSO CRUZ
Lima, Perú 1981. Ingeniero Industrial de
la Universidad de Lima, con maestría en Gestión del Conocimiento por la
Universidad de León de España. Ex miembro del Taller de Poesía de la Universidad
de Lima entre los años 1999-2003 dirigido por Renato Sandoval. Publicó los
libros Tetrameron (Fondo de la Universidad de Lima, 2003), Lumen, Trilogía del
Espíritu (Nido de Cuervos, 2007); Radio Futura, dentro de la Colección “Piedra
y Sangre” (Lustra Editores, 2008); Osario de Criaturas Perplejas (MiCielo
Ediciones, 2014), La Música del Hielo (Pájaro en los Cables Editores,
2015) y Hombre Fractal (Bisonte Editorial, 2018). Poemas suyos aparecen en las recopilaciones
“Versolibrismo, poesía y arte contemporáneos” (Rio Negro, 2013), “Cuatro Poetas
Peruanos” (El Quirófano Editores, Guayaquil 2013), “Plexo Perú Poesía y Gráfica
Perú-Chile” (Editorial Quimantú y Casa Azul, Valparaíso, 2014), “Mirando sobre
el Heno. Muestra de Poesía Actual” (Vallejo & Company Ediciones, Lima
2014), Antología del Festival Enero en la Palabra (Cusco, 2018), Antología de
Poesía Iberoamericana Actual (Ex Libric ediciones, Málaga, 2018) y Antología
del Primer Festival Internacional Jauría de Palabras (Andesground Ediciones,
Santa Cruz 2019).
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